La Macarena dejando atrás La Giralda camino de la Plaza de España/ Álvaro Ceregido

Tras la multitudinaria misa en la Plaza de España, la Macarena emprendió una Madrugá que llevó a la virgen por la Ronda, a visitar templos y lugares simbólicos durante una intensa jornada que acabó con los rayos de sol en la cara de la virgen.

Un día tremendamente luminoso. Y noche de fervor macareno. La jornada comenzó ayer cuando la virgen de la Esperanza Macarena salió de la Catedral camino de la Plaza de España. Allí la misa, bañada por el sol, y el calor, conmemoró los 50 años que han pasado ya desde la coronación canónima de la Macarena.

Con sones macarenos, pero sinfónicos, el Palio de la Esperanza Macarena avanzó por la Plaza de España, dejándola atrás con el pasodoble ‘Suspiros de España’. Allí el Carmen de Salteras retomó su clásico sonido, macareno por excelencia, tras el palio de la Esperanza.

Y del corazón de la Sevilla del 29, a la de la Sevilla cigarrera. La Esperanza Macarena llegó, poco a poco, y no sin calor, a la capilla de Los Estudiantes, junto a la antigua Fábrica de Tabacos. Allí entró, y lo hizo a ritmo de Virgen de los Estudiantes. De ahí, bordeando el imponente edificio que hoy acoge el Rectorado de la Universidad de Sevilla, buscó la sede de la Hispalense para refugiarse durante algunos minutos. El retraso, tan inevitable como esperado, no se hizo esperar,tardó en aparecer y la virgen entró en el Rectorado pasadas las cinco de la tarde.

Pero si Sevilla esperaba un momento para ir a verla, fue precisamente la tarde con la caída del sol. Entonces la Esperanza ya paseaba por San Fernando, Menéndez Pelayo y María Auxiliadora, amplios espacios en los que, una multitud deseosa de Esperanza acompañó a la Macarena visitando los templos que jalonan la Ronda histórica. Los Negritos, Los Gitanos y la Trinidad esperaron a la Macarena. Y la alagría fue júbilo a su llegada. En la Basílica de la Trinidad, incluso, la virgen de la Esperanza de la Trinidad y María Auxiliadora, salieron a las puertas a esperar a la Macarena. Cohetes, himno macareno y mucha emoción caracterizaron el momento.

Pero no fue hasta bien entrada la Madrugá de mayo, cuando la Macarena llegó al centro buscando San Julián. Mientras, pasó por la casa de Santa Ángela, Santa Lucía o la Plaza del Pelícano, engalanada para la ocasión con mantos e imágenes de la virgen que, a buen seguro, mejoraban la estética habitual de las construcciones del entorno.

Tras una visita intensa a La Hiniesta, la plaza, revestida de banderas y mantones, hizo suya a la Macarena. Pero el palio, con su andar cadencioso y sencillo, avanzaba y siguió buscando la muralla. Hasta entonces, el notable público que acompañó a la Esperanza de San Gil se comenzó a reducir, como adaptándose a las pequeñas calles que llegaba el cortejo. Macarena y Aniceto Sáenz brindaron momentos de sabor macareno con cierta rapidez pero con una belleza propia de una estampa poco frecuente: ver a la virgen bordear su muralla.

Ya en el Pumarejo buscó San Luis como camino inconfundible al templo macareno por excelencia: San Gil. Allí se abrieron las puertas bajo un mar de guirnaldas y pétalos. Allí la Esperanza, sintiéndose en casa, disfrutó y saboreó cada momento su propio barrio. Y su barrio celebró su vuelta con petaladas y aplausos continuos.

Finalmente la Esperanza llegó a la puerta de su templo a las 07:35. Y Sevilla la despidió con aplausos como único ritmo que marcó el andar de los costaleros que devolvían a su Basílica a la devoción de Sevilla: La Macarena.

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Licenciado en Periodismo y Máster en Sociedad, Administración y Política, puso en marcha el 'Proyecto Deguadaíra', germen de Sevilla Actualidad. Ha pasado por El Correo de Andalucía, Radio Sevilla-Cadena...