tiro triana

La Semana Santa de Sevilla es una experiencia que se vive con los cinco sentidos pero, personalmente, he vivido siete días en los que el sentido que más me he deleitado ha sido el del oído.

De hecho, aunque ya el Viernes de Dolores tuve la oportunidad de escuchar la música de capilla que acompañaba al Cristo de la Corona, no fue hasta el Domingo de Ramos cuando escuché la primera banda de música. Se trataba de Santa Ana de Dos Hermanas interpretando Pasa la Virgen Macarena, de Gámez Laserna, tras el palio de la Virgen de la Paz mientras entraba en el Parque de María Luisa en una mañana calurosa y soleada.

El propio Domingo de Ramos, ya por la noche, pude disfrutar del Carmen de Salteras interpretando Amarguras, de Font de Anta, tras el palio de la Hiniesta por Bustos Tavera, y de un cuidado repertorio por los propios callejones de la Hiniesta. Tengo en la mente la ejecución lenta, matizada y elegante de Sevilla Cofradiera, también de Gámez Laserna, por la calle Hiniesta, o de la majestuosa marcha Valle de Sevilla, de José de la Vega, por la calle Lira.

El Lunes Santo, tras la Virgen de las Aguas del Museo, y el Martes Santo, tras el palio del Dulce Nombre, los músicos de la Oliva de Salteras dejaron sendos momentos musicales también para el recuerdo en el tramo de las calles Tetuán-Velázquez-O’Donnell, el cual, por cierto, tiene una acústica inmejorable. Recuerdo la interpretación solemne de Valle de Sevilla, de Sevilla Cofradiera, de Nuestro Padre Jesús y de Macarena de Emilio Cebrián, o de María Santísima del Dulce Nombre de Lerate.

El mismo Martes Santo, pero algunas horas antes, durante la salida del palio de Los Estudiantes, se produjo un momento curioso cuando el propio compositor de la marcha Virgen de los Estudiantes, Abel Moreno, escuchaba en persona como interpretaban su pieza los músicos de la banda de Nuestra Señora del Águila de Alcalá de Guadaíra. También quedará en la mente de los presentes la interpretación de Hosanna in Excelsis por la banda de la Cruz Roja tras el palio de La Candelaria frente a la puerta de los Reales Alcázares.

El Miércoles Santo por la noche se produjo un momento musical único en la Plaza del Triunfo tras el palio de la Caridad del Baratillo. Justo en la revirá de Romero Murube, frente al arco de que da acceso al Patio de Banderas, de nuevo el Carmen de Salteras dejó para el recuerdo de los que nos encontrábamos en aquel rincón una interpretación sublime de La Madrugá de Abel Moreno. Ya a media noche, unos centenares de metros más adelante, también esta banda de música deleitó al público que se daba cita bajo el Arco del Postigo con la marcha y el sólo de trompeta de A tí Manué, que fue aplaudido efusivamente. Además, la llegada de la Caridad a su barrio con Virgen de la Palma de Marvizón emocionó mucho al público presente al final del la calle Arfe y al inicio de la calle Adriano. También el Miércoles Santo, como cada año, la banda del Maestro Tejera deleitó al público que esperaba o seguía al palio de Madre de Dios de la Palma con un repertorio exquisito.

Si miramos el Jueves Santo, la Madrugá y el Viernes Santo como un todo, entonces habría que destacar, desde el punto de vista de las bandas de música, algunos momentos para el recuerdo. En concreto, en la revirá del palio de la Virgen de los Ángeles de los Negritos entre Muro de los Navarros y Guadalupe, la banda de Olivares interpretó de manera excepcional Soleá dame la mano.

Tras el palio de la Macarena -amén de las archiconocidas Esperanza Macarena de Morales, Coronación de la Macarena de Braña o Pasa la Virgen Macarena- destacó la entrada en La Campana del Carmen de Salteras con Danos la Paz de Espinosa, o los sones de Macarena de Cebrián bajo el Arco de la Macarena a la vuelta. Por su parte, las Hermanas de la Cruz deleitaron los presentes con su oraciones cantadas frente al palio arriao frente a la puerta del Convento en la mañana del Viernes Santo después de la Madrugá. Mientras que por Escuelas Pías, cuando faltaban algunos metros para que el palio de la Virgen de las Angustias de los Gitanos llegara a su templo, sonó una emocionante Al compás de la cera llora de Velázquez de la mano de la banda de Olivares. De la música del Viernes Santo cabe destacar de nuevo el seleccionado repertorio de Maestro Tejera, esta vez tras el palio de Montserrat, y el trío de capilla y las voces blancas de la Escolanía de María Auxiliadora para el imponente paso de La Mortaja.

Del Sábado Santo trasciende la música de capilla para la Cruz de Guía de Los Servitas y el cuidado repertorio fúnebre de esta hermandad para sus dos pasos, a los que acompañaban las bandas de Alcalá de Guadaíra y Coria del Río. Además, impacta de esta cofradía cómo el palio de la Soledad de Dubé de Luque sale y entra en su Capilla de los Dolores a los sones de Soleá dame la mano sin que suene el Himno.

Así las cosas, en una Semana Santa en la que han sonado repetidamente marchas como Estrella Sublime de Farfán, María Santísima del Subterráneo de Gámez Laserna, Macarena de Abel Moreno o Hiniesta Coronada de Albero, sólo ha quedado en el tintero la interpretación de Amarguras por la banda de música de las Cigarreras tras el palio de la Aurora en Santa Marina para cerrar la Semana Santa y cumplir así con la tradición. El año que viene será.

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