El Sábado Santo y el Domingo de Resurrección son las jornadas más atípicas de la Semana Santa; un día que muere en el otro, entierro y Cristo resucitado.
Bajaron las temperaturas y la afluencia de público; la lluvia amenazaba con hacer su aparición estelar, el sol andaba tímido y retomamos la costumbre de mirar al cielo con miedo. Pero el sábado finalmente se salvó; pudimos disfrutar del estreno de la bambalina frontal del palio del Sol, algunos continuábamos esperanzados en que esta cofradía conservaría su peculiar estilo de telas pintadas pero las presiones o las decisiones han señalado este camino para una cofradía que a pesar de esto, sigue conservando un estilo personalísimo.
Nunca se elogiará lo suficiente al cortejo de Los Servitas, clase desde la Cruz de guía hasta el último músico, un concepto inimitable que le aporta al Sábado Santo ese carácter singular propio del día.
Algunos aprovechaban para comprar las últimas sillitas chinas, hasta el último momento esta plaga seguía propagándose… Miedo, mucho miedo de cómo puede estar el año que viene la calle con esta colonización de banquitos que parece ingobernable…
La Trinidad proporcionaba probablemente el cortejo más «alegre» del día, y el Santo Entierro, ya saben, Canina, representaciones, autoridades de esas que la mitad desconocemos para que están autorizadas…
Cerró la Soledad de San Lorenzo para los muy puristas la Semana Santa, cantó el Sacri su sempiterna saeta y el broche de oro sonó a cerrojazo cuando las puertas de San Lorenzo se cerraron y la gente se acercó a tocarlas con ese rito tan a lo Fontana de Trevi que garantiza volver allí al año siguiente…
Epílogo
La lluvia finalmente apareció y nos dejó unas horas de su presencia impidiendo que la Semana Santa que iba a ser plena se quedara sin la Gloria de la Resurrección. Siempre es complicado decidir que debe hacer una cofradía en un momento así, salir, no salir, hacer la salida sabiendo que hay muchas opciones de mojarse, planificar alternativas… La hermandad de Santa Marina lo intentó y tuvo que recogerse, no será la primera ni la última a la que le ocurra tal cosa…
Y pese a esto, siendo cuantitativos, en comparación con años anteriores, nos podemos dar con un canto en los dientes por esta Semana Santa casi, casi plena.
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