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Cuatro años sin Viernes Santo debido a las inclemencias del tiempo. Cuatro años después parece increíble que Sevilla pueda volver a ver a El Cachorro cruzando el puente de Triana o disfrutar de la Carretería por la plaza del Triunfo al atardecer.

Incluso el Viernes Santo, el día frío y lluvioso por excelencia de la Semana Santa, se libró de la maldición del mal tiempo que demasiados años nos estropea una jornada tan magnífica como esta. 

El evangelista Mateo pudo ser el culpable de que pase lo que pase, siempre al llegar el Viernes Santo se rasgue el velo del templo en el momento en que Cristo expira… Pero paradójicamente, el hijo de Dios expiraba en Triana sin potencias ni corona, variable que según los viejos del lugar es la que condiciona tener una jornada meteorológicamente buena o no. Las supersticiones son algo inmanejables pero ¿por qué habría que darle menos importancia a esta teoría que a los físicos de partículas o similares «entendidos» en materia climatológica? Desde luego ha tenido que ser extraño para los hermanos de esta cofradía eso de poder salir a la calle sin cabildos ni prórrogas.

Pese a una brisa gélida que ha acobardado a últimas horas al público de la Carrera Oficial y que ha apagado las candelerías durante todo el día, hoy se han podido ver de los palios mas bellos de toda la semana; fantástico el Patrocinio y novedosa la Virgen de Monserrat sin su habitual salla azul. Magestuoso siempre el palio de San Isidoro. Esta cofradía, al igual que otras, han acelerado mucho el paso en su entrada, en parte se comenta que debido al color rojizo que empezó a teñir el cielo.

Mucha gente en un día que generalmente es para paladares selectos y minoritarios; en la Plaza del Triunfo la afluencia de personas incluso ha dificultado el tránsito de La Carretería. Esto, cierta demora en su salida de la cofradía de La O  y algún contratiempo con la cruz del Cachorro han ocasionado retraso, aunque no muy grave en la jornada.

Pero nada de esto a enturbiado un Viernes Santo de libro, con el hermoso discurrir de La Carretería, la estampa añeja de la Soledad de San Buenaventura o el siempre solemne discurrir de La Mortaja, cofradía que nunca se ve las suficientes veces, todas son pocas. Y es que al igual que en otras jornadas, lo que añade belleza al día es el contraluz de los contrastes, las dos formas de entender la fe en Triana, el azul en el terciopelo carretero o el raso de Monserrat, la tradición antiquísima de adorar a la Cruz, la Costanilla, los dieciocho ciriales y la escolanía que acompañan un entierro que no se ha consumado…

Ahora que una jornada de cofradías que ha rozado la perfección ya ha pasado, solo podemos pedir otra, un broche final que nos deje hacer pleno y poder decir que hemos disfrutado de una Semana Santa completa.

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Imágenes de: Álvaro Ceregido, Christopher Rivas, Laura Contreras, Mercedes Serrato, Miguel Arco.

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