La hermandad de San Esteban lleva a cabo un taller donde hermanos y personas interesadas, aprenden a rizar palmas. El Convento de San Agustín se convierte por una semana en uno de esos anticipos de la Semana Santa que solo la singular Cuaresma sevillana puede ofrecer.
*Artículo revisado el 4 de abril de 2017. Desde la publicación de este artículo, el número de talleres de este tipo ha continuado creciendo y aumentando. El sueño de Juan Ortega se expande por una ciudad llena de balcones, solapas y misas de Ramos llenas de palmas rizadas.
Juan Ortega se dedicó en cuerpo y alma a las Fiestas Mayores de Sevilla hasta sus mínimos detalles. No obstante, fue concejal delegado de Cultura y Fiestas Mayores durante varios años con el Partido Andalucista. Juan tenía una tradición heredada de su abuela, realizar la palma que la Hermandad del Amor luce cada Domingo de Ramos en el paso de La Sagrada Entrada en Jerusalén; la cual el realiza desde sus doce años de edad… Pero Juan sabía que si él enseñaba a cuarenta personas a rizar palmas trasmitiría su conocimiento y que a su vez estas personas podrían ir aumentando la cifra. Comenzó organizando un taller en el distrito Nervión, donde era delegado, y a este le siguieron muchos. En diferentes pueblos de la provincia, en barrios y hermandades son muchas las personas que cada Cuaresma continúan la tradición de rizar las palmas que se lucen el Domingo de Ramos y que decoran tantos balcones y ventanas.
Cuenta Juan que esta tradición es propia del Levante español, donde se priva a las palmas de sol para luego trabajar con ellas. Esta costumbre llegó hasta Jaén, donde su bisabuela la introdujo en su familia.
Este año es el quinto que se lleva a cabo el taller en la Hermandad de San Esteban, quien facilita a los usuarios la venta de las palmas y las enseñanzas de varios monitores en el Convento de San Agustín, el cual en estos días se llena de sillas a modo de improvisados caballetes donde más de cincuenta personas trenzan palmas con destinos diversos; Albaida, Huelva, Dos Hermanas…
En el aire huele a incienso y cierto aroma vegetal, de fondo se oyen algunas marchas procesionales mientras la gente ríe, comenta, pregunta o lanza algún SOS a un monitor ante un trenzado que se complica… La Cuaresma en Sevilla tiene infinitas caras y en este caso, centenares de manos que van acortando sus cuarenta días…
