Casi… casi fue perfecta, casi todo salió bien, casi no había miedo y tal vez debería de haberse tenido algo más de respeto…

 

Seguían las preguntas de niños foráneos, y yo seguía hablando de costaleros altos y bajos del Silencio, de cómo mi abuela hacía todas sus peticiones a la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso por no saturar más al desbordado Gran Poder, siempre receptor de mil plegarias. Explicaba como Pilatso se lavaba las manos, las colas recogidas de El Calvario… Le hablaba a mi pequeño saltamontes montañés de un caballo trianero que se llamaba Calamar, como las rabas que a él tanto le gustan… La noche iba bien, no demasiado frío, no demasiado sueño, bizcobolas de Rosa, la ausencia de Miguel que tantas preguntas me habría ayudado a responder…

Yo tenía mis propias preguntas, ¿por qué la gente aplaude cuando un paso se levanta?  Puedo entender exaltaciones con respecto a cosas que no comparto, puedo comprender la emoción por un andar particular pero no comprenderé la sobreexpresibidad por algo simple nunca.

Claro que tampoco puedo entender cosas como lo del coro de Julio Pardo, pero después de que recibieran a Ana Rosa Quintana como hermana a puerta cerrada en la hermandad de la calle Pureza, tal vez yo sea algo tonta…

Casi no podía pedírsele más a la vida, incluso las circunstancias iban a ayudarme a rebatir los reproches de mi amigo Sergio, nazareno del palio de Las Angustias que se queja con razón de que nunca lo veo… Las circunstancias me han alejado mucho de la cofradía gitana de los últimos años, cosa que no me ocurría cuando era pequeña y mis padres me despertaban temprano para ver lo que quedaba en la calle. Todo era más fácil entonces, en todos los sentidos…

Y entonces comenzó la lluvia. Volvía, porque ya había aparecido antes, pero volvió y se hizo notar. La Esperanza de Triana, bella y digna corrió a la Catedral, pero el aplauso fue rotundo para los nazarenos gitanos que volvían sobre sus pasos a la Anunciación.

No sé si somos excesivos o si nos quedamos cortos, no sé como se ha podido mojar el palio del Mayor Dolor, no sé si a veces hay que ser más valiente o más sensato; agradezco haber tenido una Madrugá casi plena, pero yo he visto a  mis titulares mojarse en la calle y no hay nada más triste que eso…

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...