La Piedad del Baratillo por la Catedral / Laura Contreras

Algo completo es pleno, equilibrado… algo completo no adolece ni es excesivo; algo completo no es lo que tengo la sensación de haber vivido en esta jornada.

El día comenzó incierto y se le cayó un trozo cuando La Sed y San Bernardo anunciaron que no realizarían su Estación de Penitencia.  Fueron decisiones no solo duras, acertadas y coherentes, sino que  estaban cargadas de mensajes que incluso tras tantos años de hacer lo mismo, de llevar las mismas normas escritas en el dorso de la papeleta, es necesario recordar.

Yo soy muy seguida, tanto que mejor alejarse de mí cuando cojo una cantinela. Esta mañana, cargada del optimismo que anoche pudo prender en mí una reescucha del pregón de Francis Segura, arranqué la jornada con: Porque quiero y porque quiero, en calle Santo Tomás, me siento baratillero…Y así una y otra vez, una y otra vez, hasta la extenuación, igual que me pasó con el mantra que me impuse en las vísperas.

Con el día algo descompuesto comenzaron las cofradías a pronunciar “Sí” donde otras dijeron “No” aunque el Buen Fin se quedara en casa por este año. Yo seguía con ese nuevo sentimiento baratillero reciente en mí, creciendo como un frente nuboso de esos que tanto se dejan caer por esta ciudad…

Los horarios se reajustaban, estiraban y doblaban, las piezas del puzzle se colocaban según mejor podían, el Carmen Doloroso lucía su peculiar andar de chicotás infinitas, la jornada parecía no desmontarse del todo aunque al puzzle le faltaban tres piezas, y para mi asombro, aparecía el autor del mantra del Miércoles Santo:
¿No estás en Santo Tomás?
A eso voy ya…
Y en ese momento en que se haría realidad la poesía del pregón, todo el puzzle se descuajaringó como si alguien hubiera dado un golpe en la mesa. El pregonero habrá tenido que sentirse baratillero en el Postigo o Fray Ceferino, aunque antes de eso ví al palio del Baratillo desafiar toreramente a la tímida lluvia. Falté a mi cita en Sales y Ferré porque era complicado encajar de nuevo el rompecabezas del día, y para colmo… ¿qué les voy a contar? Que triste una pitada, que triste el egoísmo, que triste es ser cateto, que triste querer lucirse a cualquier precio, que triste la bajada de calidad y clase que ya anticipó otro pregonero…que pena que la última pieza del puzzle tenga semejante dibujo…

El Jueves Santo la recta final será tan final que tal vez llore desde el comienzo del día, o tal vez, si tengo fuerzas, rece para que muchas cosas de esta Semana Santa jamás se repitan y queden en la anécdota de una ciudad que por más que guste de presumir de ello, no siempre sabe hacer las cosas.

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...