El pregón de Francis Segura fue entre otras muchas cosas cofrade. Tan cofrade que una gusta de llevarlo en el bolsillo de la retentiva para que algún pasaje se deslice en el momento oportuno. Imposible no rememorar ese “Eso es una cofradía” en las palabras dedicadas a las hermandades de Vísperas.
Me ha gustado llevarme esa frase y ese concepto conmigo, ver una revirá en la norteña calle Agricultores y como un mantra pensar: ¡Eso es una cofradía! Aunque el atuendo del Cristo de peculiar color distrajera un poco mi atención, seguía con esa idea en mi mente, que mantuve hasta las últimas horas del día, cuando a los sones de Campanilleros tocados por la Cruz Roja, volvía a reencontrarme con el palio de la Virgen del Amor, pocos metros antes de que llegara a su casa… Y aunque alguna saeta no fuera afortunada, yo a lo mío… ¡Eso es una cofradía!
Y eso mismo pude repetirme viendo los sobrios cortejos de La Corona o Pasión y Muerte. Incluso, un monaguillito del Sagrario de la Catedral me dio el primer caramelo de la Semana Santa y para colmo de mi dicha ¡era un…! Bueno, la marca no me paga, era uno de esos cuadrados y blandos que están envueltos en distintos colores según el sabor a la manera de un paquetito de correo… ¡Eso es una cofradía! No podía empezar de mejor forma la Semana de la Gloria…
¿Alguna vez han visto un estreno tan importante como el de un hábito nazareno? Hace unos años viví precisamente el de Pino Montano, y otras muchas hermandades han estrenado túnicas en los últimos tiempos, pero nunca deja de sorprender este momento en que los hermanos pasan a formar parte de ese rito público y a la vez anónimo que es hacer la Estación de Penitencia revestidos.Y es que hay cierto encanto en como lucen las túnicas por primera vez. Curiosamente, uno de los que estrenaba capa blanca con antifaz y túnica azul, el que desde el atril maestrante dedicó un “Effetá” al feliz estreno, el mismo que me inoculó el soniquete de “Eso es una cofradía”, puede que volviera a casa con un recuerdo especial en su antifaz, heridas de guerra que a veces pasan…
Pero sabemos, todos sabemos, que la felicidad de estos días no ha sido plena. Ya la lluvia nos ha arrancado los primeros cortejos, las primeras bajas. Sería demasiado optimista pensar que serán las últimas, pero daría cualquier cosa por poder pensar eso… Pero no me hagan caso, no dediquen un minuto de su tiempo al desasosiego que nos causa la climatología, hagan como yo, vean todo lo que puedan, vean la misma cofradía incluso, una vez y otra, hasta la extenuación, hasta llevar al límite el hartazgo de quienes los acompañen. Llénense de lo que el tiempo nos permita, atesoren momentos por si… vamos, atesoren momentos sin pensar el porqué, y emociónense ante cualquier cortejo pensando ¡Eso es una cofradía!