La columnista Mercedes Serrato, de El graderío de la Catedral, presenta a la comunidad de Sevilla Actualidad las claves que definen su Semana Santa en las calles de Sevilla.
Quizás, por esa rara melancolía que forma parte de la Semana Santa, al realizar estas recomendaciones solo he podido pensar en momentos de regreso a los templos.
San Roque a la vuelta, desde San Ildefonso hasta la Puerta de Carmona tiene momentos para todos los gustos, incluido el mítico pasar del palio por el azulejo con los versos que Rodríguez Buzón le dedicó, o su encuentro con la Hdad de San Esteban al paso por la Iglesia de esta.
Aunque suene a tópico, San Esteban a la salida y sobre todo a la entrada, aunque la dosis de valor y paciencia para esto debe ser alta. Si uno se espera, tras la entrada podrá ver el paso de la cofradía de San Benito, siendo recibida por los nazarenos celeste y crema que acaban de realizar su entrada.
El Cristo de Burgos a la recogida por Sales y Ferré, con algo de atrevimiento, sitúese en la parte más cercana a la Plaza de Cristo de Burgos y cuidado con no superar el estrecho margen que hay para público en esa zona.
Los Negritos a su vuelta en la Iglesia de San Esteban, estampa del Jueves Santo encantadoramente desconocida.
La Mortaja en la Plaza Cristo de Burgos, o en su defecto, en Doña María Coronel; si el Ayuntamiento tiene la cortesía de apagar el alumbrado público la experiencia es absolutamente barroca.
Por tópico que parezca, la entrada de la Soledad de San Lorenzo, si es posible cerca de la puerta para poder oír la llamada de la cofradía al llegar y el cerrojazo cuando el paso ha entrado.