Paso de misterio de Pino Montano/Ángel Espínola

Los siete cortejos del primer día de procesiones de vísperas de la Semana Santa de Sevilla pudieron realizar sus estaciones de penitencia en una jornada halagüeña. Padre Pío salió 35 minutos más tarde de lo previsto.

El Viernes de Dolores nació impartiendo pesimismo en las almas cofrades. Llovía por las calles de Sevilla. Los partes metereológicos, no obstante, eran favorables a partir de las seis de la tarde. No se equivocaron.

Concretamente a esa hora, minutos antes quizás, se asomaba al umbral de una iglesia la primera cruz de guía de la Semana Santa 2013. El templo era el de San Isidoro y la insignia la de la Hermandad de Pino Montano. El barrio tenía ganas de ver la nueva figura del paso de misterio, obra de Fernando Castejón, y lo demostró abarrotando sus esquinas. El paso presidido por Jesús de Nazaret metía un poco de izquierdo pasando por el Corral de las Maravillas. Algo más solemne iba la Virgen del Amor, que cerraba un cortejo que nada tiene que envidiar a los que llegan hasta Catedral.

Padre Pío se lo pensó un poco, pidiendo un retraso que se prolongó 35 minutos. La visita a la iglesia de El Cerro fue lo más llamativo de su estación. Tras la Virgen de la Divina Gracia iba este año la banda de Las Cigarreras.

Silencio en la Calle Pureza. Poca gente. Sonaba una saeta a ras de suelo. Bajo la cortina de humo cofrade aparecía el crucificado de Pasión y Muerte. Sí, una hermandad de negro en Triana. La canastilla aún está por terminar, pero la talla que la corona es de un realismo que embriaga. Se eleva mucho sobre la cruz aquel cuerpo moribundo.

Cruzando el río, en lo que para muchos ya es otra ciudad, también se guardaba silencio. También faltaba público ante el único paso del Cristo de la Corona en sus andas por Plaza del Triunfo, camino de la judería. Cruz de guía de palo sin tallar, capataces repeinados, talla policromada de pequeño tamaño, que inspira sin embargo momentos mágicos a los pies de La Giralda.

No faltaron tampoco a su cita por las calles las hermandades de La Misión, Bellavista o Bendición y Esperanza, esta última la única sin nazarenos, porque es  aún Agrupación Parroquial.

El Viernes de Dolores dejó con ganas de más. Será difícil saciar al sevillano después de tanta lluvia. La jornada, en cambio, sirvió como una fuente de esperanza de cara a los nueve días siguientes. Los cielos dictarán sentencia.

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