Pinceladas del Domingo de Ramos/Mercedes Serrato

Hay quien dice que la Semana Santa es todos los años igual; para mí no hay frase más vulgar que esta. Siempre diferente, siempre única y nueva como un nuevo Domingo de Ramos que nos presenta una semana de disfrute. Algunas anotaciones personales nuevas y viejas del día de hoy son estas:

La escena no es nueva, pero cada año me parece normal y sorprendente. La puerta de la Iglesia está abierta, la representación de la hermandad formada en la puerta, mientras desfilan nazarenos cansados y dignos. El costalero se acerca, entre los hermanos con varas se entrevén los pasos  en el interior del templo, apagados, sin flores, simplemente esperando el esplendor del Martes Santo.  El chico formula su petición “¿Podría entrar a rezar?” Nadie se niega a algo así.  Silenciosamente se desliza por la nave, y ante unos titulares que no sé si son suyos propiamente dichos o si simplemente tiene alguna vinculación con ellos, sinceramente, lo mismo da, el costalero ora durante un rato significativo. Termina de la misma forma comedida que comenzó, sale de la Iglesia, agradece que le permitieran ese momento y se marcha.  No sé si es cotilleo o simple curiosidad, pero siempre consigue intrigarme esta escena de Domingo de Ramos.

La ciudad que a veces parece la más bella del mundo, la que en esta Semana brilla tanto que podría ser visible sin dificultad desde la Luna como si de la Gran Muralla China se tratase, es un vertedero urbano que la empresa municipal de limpieza lucha por adecentar. Qué vergüenza ajena y casi propia, porque aunque no participe, me gusta pluralizar que los sevillanos somos unos guarros, que no podemos vivir con un barrendero detrás de cada uno y eso parece que mucha gente no lo sabe.

Hoy es casi precepto obligatorio estrenar algo, y para muchas féminas, la prenda elegida a estrenar son los zapatos, generalmente  taconazos de dudosa comodidad. Y pasan las horas, el caminar y el cansancio, y los zapatos acaban en la mano mientras ellas caminan descalzas, cosa que en conjunción con lo dicho anteriormente, es bajo mi punto de vista, un peligro mortal, vamos,  que tal y como he visto algunos suelos, espero que todas las que caminaban sin zapatos por ellos tuvieran al día la vacuna del tétanos.

Primer día oficial con cofradías delante de “Las Setas”, las imágenes hablan por sí solas, aunque habrá siempre quien prefiera fondos más clásicos que rompan menos su concepto artístico y urbano, donde se pongan un buen par de hamburgueserías americanas de fondo que se quite lo demás, claro.

Los sufridos nazarenos no tenían suficiente con que sus costaleros y hermanos se les crucen, ni que los peatones intenten pasar por medio de la cofradía, ahora también ciclistas dispuestos a llegar a su destino atraviesan el cortejo, bici en ristre y vámonos que nos vamos.

Pedro Almodóvar debería venir corriendo a Sevilla a buscar al taxista que devolvió a la cansada familia de servidora, esta incluida, a su hogar. Un techo convertido en Capilla Sixtina al modo hispalense, o en realidad al sui-generis modo del dueño del vehículo. Cientos de estampitas colocadas en el techo con alfileres, incluso ramas de olivo de esta mañana colgaban del retrovisor central; magnífico, no se podía volver a casa de otra manera en un día como hoy.

www.SevillaActualidad.com

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...