El barco de La Milagrosa es el más grande de cuantos procesionan en la Semana Santa/anegelespinola

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El Divino Perdón, Torreblanca y La Milagrosa exhibieron flamantes pasos de Cristo, todos precedidos por agrupaciones musicales y con andares muy característicos. Los palios de la Virgen de los Dolores y la del Rosario, fueron también protagonistas de la segunda jornada de la Semana Santa 2011.

 

Nacía el Sábado de Pasión tempranito, antes de las cinco de la tarde asomaban por los portones de sus respectivas iglesias las hermandades de Parque Alcosa y Torreblanca. Dos barrio muy alejados del Centro de Sevilla, pero con un gusto cofrade exquisito.

La salida del Divino Perdón de Alcosa no tuvo problemas. Humilde el nazareno al que un miembro de la Agrupación Musical La Estrella le dedicó un solo de los que quitan el hipo. El único paso de esta cofradía es austero pero hermoso, anda hacia adelante, con un bonito exorno floral y a ritmo de Cristo de los Gitanos se deja balancear de costero a costero. El barrio, como es de esperar, apoyaba a su hermandad.

Un hermano de La Milagrosa revisa los candelabros del misterio/angelespinola Ni diez minutos pasaron cuando en Torreblanca abandonaba la parroquia de San Antonio de Padua el segundo cautivo de esta Semana Santa. Precioso misterio, dorado al completo, y exhibiendo una estampa especial. Se nota que es una hermandad con experiencia. Bueno el andar, con detalles de calidad, el del primer paso de la cofradía.

El segundo, con la Virgen de los Dolores al frente, levanta la expectación del público, que aclama a una dolorosa bella, con un paso muy acabado también, a la altura de las hermandades que se pasearán desde hoy por el Centro.

Y no había caído aún la noche cuando se posaba en la calle Alfonso XI el misterio de La Milagrosa. Un candelabro mal colocado acababa de caerse y  hecho añicos contra el suelo. Parón considerable el que tuvo que realizar por tanto. Era necesario ahora revisar el resLa guardia judía de La Milagrosa/angalespinolato de guardabrisas por si alguno estaba flojo, como así fue el caso. Mera anécdota que no empañó la majestuosidad del paso más grande de toda la Semana Santa. Impone, con su puente y su caballo, con su talla de madera a ratos plateada y ratos con elementos de oro.

Detrás, la peculiar guardia judía, que hacía de enlace entre el paso de cristo y la imagen de la Virgen del Rosario, una de las dolorosas más bellas de las jornadas previas al Domingo de Ramo. Va suave por las calles de Ciudad Jardín, sin prisa, entre bambalinas muy bien talladas.

Tres hermandades que sirvieron de prolegómeno a la primera jornada grande de la Semana Santa sevillana. Cuando llega el Domingo de Ramos, muchos cofrades ya habrán podido disfrutar de buenas cofradías de barrio, que han quitado el mono a los más amantes de la fiesta.

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