Un año más, parte de la Sevilla cofrade acudió al anual encuentro del Pregón de Semana Santa, pronunciado este año por el jerezano Fernando Cano-Romero.

El acto venía precedido este año, como casi es ya costumbre, por una pequeña polémica, suscitada en esta ocasión por la retirada por parte del Consejo, del pequeño número de entradas que se ponían a disposición del público en las taquillas del teatro. Pero generalmente, esta polémica, como ha ocurrido con otras, se olvida en una mañana como la de hoy.

Sones macarenos anticipaban que esta devoción marcaría gran parte del pregón, como había asegurado previamente don Fernando. Por otra parte, la presentación de Rosamar Prieto atrajo el interés del público, ya que sería la última de la concejala. Además de las palabras al pregonero y una breve descripción de su trayectoria, Rosamar aprovechó para agradecer a los  ciudadanos estos años que le habían permitido acercarse de una forma tan especial a nuestra Semana Grande, enmarcando su despedida en momentos y vivencias que le causaban gran emoción. A continuación, tras la interpretación de Amarguras,  el pregonero se preparó en el atríl, demorando el comienzo para ponerse las gafas, cuestión que para él era extraña pues siempre ha sostenido que es la primera vez que iba a leer un pregón de principio a fin.

“Esperanza” comenzó diciendo, y luego, la hora y cincuenta minutos transcurrieron para finalizar con la palabra “Macarena”, obviando así el clásico “He dicho”. Esas casi dos horas quedan a gusto del consumidor. Vivencias, opiniones y cofradías, muchas cofradías, desde los lejanos y jóvenes barrios hasta las hermandades más antiguas y céntricas. Un canto de amor a su ciudad adoptiva y una serie de matices que el pregonero consideraba de “compromiso cristiano” y que rozaban doctrinas políticas. El texto fluía en una prosa costumbrista que en ocasiones no acompasó las pausas con el aplauso de un público deseoso de expresarse. Recuerdos a su Jeréz natal, y deslizadas notas de cariño a sus hermandades. Énfasis en la declamación que denotaba que sentía cada palabra que había escrito, aunque en ocasiones el ritmo de la oratoria quedaba algo descompensado; error este tan humano como comprensible. Tal vez era cierto lo que había dicho Cano-Romero en entrevistas anteriores, y no pensaba forzar el aplauso, dejando esas elocuentes pausas que dejan muchos pregoneros esperando que el público las cubra de esa forma. En este caso, los aplausos eran espontáneos y realmente parecían ser una sorpresa para quien enfrentaba al público desde el atril.

Recuerdo al Gran Poder y lo acaecido el pasado verano, muchas trazas macarenas e incluso un guiño a “las setas”. Representativa presencia jerezana en el público, y muchos cofrades y amigos que ansiaban este momento desde que el pregonero pronunciara el Pregón de las  Glorias en 1985. Casi dos horas que se verán aumentadas en su edición impresa, pues ya comentó don Fernando que había recortado gran parte del texto para ajustar los tiempos.

Opiniones ya ha habido y habrá, que si algo gusta en Sevilla más que una cerveza helada es opinar. Pero si hay algo cierto y verdad que unifica a todos los cofrades  es que  ya se ha pronunciado el pregón, y eso nos coloca en la antesala de la ansiada Semana.

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Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...