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Los científicos aprovechan la gran cantidad de proteínas existentes en las vainas del guisante que se desechan en la industria.

Se trata de un proyecto del Grupo de Investigación de Tecnología y Diseño de Productos Multicomponentes de la Universidad de Sevilla en la que los científicos aprovechan la gran cantidad de proteínas existentes en las vainas del guisante que se desechan en la industria. Al procesarlas, obtienen un plástico similar al polietileno pero biodegradable.

Este material ecológico podría tener en el futuro aplicaciones en la industria del envasado, en cosmética, farmacia e incluso en alimentación con forma de estabilizante.

Así, el investigador Víctor Pérez asegura que «tiene propiedades que se pueden acercar a la del polietileno», mientras que el profesor investigador Alberto Moreno asegura que «se puede utilizar en empacaje o encapsulación», afirmando que tiene «diferentes aplicaciones en la industria farmacéutica así como en la electrónica». 

A continuación, se mezclan proteínas y glicerina para obtener, minutos después, esta masa. Y pasa a la inyectora. Según la temperatura a la que se someta aquí, se obtiene ya el plástico con diferentes cualidades, sea para producción de envases, geles, cubiertas de cápsulas… Este proyecto partió de las inquietudes de este joven investigador y de su trabajo de fin de grado.

A la espera de llevar este plástico de guisantes a la industria, siguen estudiando en el laboratorio su flexibilidad y resistencia. Trabajan con otra legumbre: la soja. Dado su poder absorbente, investigan cómo crear pañales ecológicos con ella. Pero esa es otra historia.