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Los resultados de un estudio de la molécula ASS234 muestran que dicha molécula bloquea la acumulación de una proteína tóxica y mejora los síntomas cognitivos de la enfermedad.

Este 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer con nuevos hallazgos científicos que evidencian los avances en este ámbito. El último de ellos ha sido el descubrimiento de una nueva molécula, denominada ASS234, que detiene el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer y mejora los síntomas cognitivos, según concluye un estudio con ratones transgénicos portadores de genes humanos tratados para causar la enfermedad.

Así lo indica un nuevo estudio, llevado a cabo por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Autónoma de Barcelona.

Las características de esta molécula sugieren su uso para tratar el deterioro cognitivo y la neurodegeneración que subyace en el alzhéimer. El estudio se publica en la revista Journal of Psychiatry and Neuroscience.

“Su efecto se debe por un lado a que bloquea la agregación o depósito en el cerebro de la proteína tóxica amiloidea, implicada en alzhéimer, y por otro, a que estimula la transmisión colinérgica y monoaminérgica, lo que mejora notablemente los síntomas cognitivos de la enfermedad”, explica Ricardo Martínez Murillo, investigador del CSIC en el Instituto Cajal, en Madrid.

La nueva molécula ASS234, patentada y desarrollada por los expertos del CSIC y la UAB, está diseñada como un híbrido de dos moléculas conocidas. Una es la donepezil (Aricept©), que se utiliza actualmente para tratar los déficits cognitivos del alzhéimer, y la otra es un inhibidor de la enzima monoaminooxidasa tipo B. Esta enzima se encuentra activada en los pacientes de dicha patología generando estrés oxidativo.

La importancia de predecir el alzhéimer

Diferentes investigaciones han demostrado la efectividad de determinados biomarcadores –indicadores del organismo que están alterados cuando existe una patología– para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer. Un estudio en el que participa la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha analizado cuáles de ellos son los más importantes a la hora de predecir esta dolencia neurodegenerativa.

“Algunos test neuropsicológicos, el volumen del hipocampo y la actividad magnética cerebral tienen una capacidad muy alta para predecir el desarrollo del alzhéimer en dos años, desde una fase de deterioro cognitivo leve, con un 100% de sensibilidad y un 94,7% de especificidad”, afirma María Eugenia López, investigadora del Laboratorio de Neurociencia Computacional y Cognitiva de la UCM y autora principal del estudio.

Durante dos años, los científicos realizaron un seguimiento a 33 pacientes con deterioro cognitivo leve del Hospital Universitario San Carlos (Madrid). A todos ellos les sometieron a distintas pruebas y evaluaron su estado clínico cada seis meses. La edad oscilaba entre los 65 y 85 años.

Los participantes fueron divididos en dos grupos en función de su estado cognitivo: el estable, formado por 21 participantes que seguían con el diagnóstico de deterioro cognitivo leve tras dos años de seguimiento, y el progresivo, compuesto por 12 personas que reunieron los síntomas de una posible enfermedad de Alzheimer a lo largo del período de estudio.

Los biomarcadores que resultaron ser menos relevantes a la hora de predecir la enfermedad fueron las variables genéticas (el genotipo APOE4, relacionado con el riesgo de aparición de la dolencia) y la reserva cognitiva (medida según el nivel educativo y el tipo de actividad laboral del paciente).

El proceso de la enfermedad

“Es necesario tener marcadores lo más precisos posible porque van a proporcionar información esencial tanto en el diagnóstico como en la predicción de la enfermedad”, afirma López.

El estudio, publicado en Journal of Alzheimer’s Disease y en el que también ha participado la Universidad de las Islas Baleares, es uno de los pocos que incluye la magnetoencefalografía (MEG) como herramienta para obtener información precisa sobre la actividad cerebral.

“Es verdad que se necesitarían más estudios de progresión, pero somos uno de los pocos grupos en el mundo que estudiamos los patrones de actividad magnética cerebral en envejecimiento tanto sano como patológico”, destaca la investigadora.

El equipo estudia el alzhéimer como un proceso, que parte del envejecimiento san, para pasar por las quejas subjetivas de memoria, el deterioro cognitivo leve y finalmente, la aparición de la enfermedad. “Tratamos de ver qué cambios se van sucediendo de una etapa a otra para poder hacer predicciones”, mantiene López.

 

Fuente original: SINC