Las condiciones laborales, el número de horas y la jornada matinal afectan al desarrollo académico.

La Organización Mundial del Trabajo asegura que en 2010 aproximadamente 215 millones de niños trabajaban en todo el mundo. Esta cifra se ha reducido progresivamente en áreas de Asia, el Pacífico, Latinoamérica y el Caribe, sobre todo en los trabajos considerados como más duros y peligrosos, realizados por los niños más pequeños. Sin embargo, el número de trabajadores situados en la franja de edad entre 15 y 17 años ha aumentado en el último quinquenio, según este organismo.

Numerosas investigaciones han demostrado la incompatibilidad entre el trabajo y el desarrollo académico de los menores. Ahora un estudio internacional que analiza la situación de 3.302 niños en Colombia avanza que existen tres factores especialmente importantes y condicionantes para los resultados escolares: las condiciones del trabajo, el número de horas de la jornada y que el horario laboral sea de mañana. La investigación ha sido publicada en la revista International Journal of Education Development.

En el país sudamericano el trabajo está permitido a partir de los 15 años y siempre que los padres o representantes legales tramiten el permiso ante el inspector de trabajo. Cuando el joven tiene entre 15 y 17 años, solo puede trabajar seis horas diarias y hasta 30 semanales con horario diurno.

Según la encuesta del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE, de Colombia, durante el último trimestre de 2011 la tasa de trabajo infantil en el país fue del 12%. En los jóvenes de entre 15 y 17 años, el porcentaje ascendió hasta el 27,7%.

En este contexto, los investigadores entrevistaron a 3.302 familias que tenían un hijo o hija participando en el programa “Edúcame Primero Colombia”, dirigido por el Departamento de Trabajo de Estados Unidos y el Ministerio de Protección Social de la República de Colombia.

Nueve años de media

De forma general, fue la madre la persona quien contestó a las preguntas y, del total de menores, 1.453 eran niñas y 1.849 eran niños, con una edad media de nueve años.

“Al principio solamente entrevistamos a las familias, que actuaban de informantes de la situación familiar, laboral y educativa de los niños y niñas”, explica a SINC Isidro Maya-Jariego, de la Universidad de Sevilla y coautor de la investigación.

El objetivo de las entrevistas era evaluar las variables sociodemográficas y económicas de las familias, así como las características y las condiciones educativas y laborales de los menores, señala el investigador.

Algunas fueron las condiciones y el tipo de trabajo, las horas trabajadas de forma diaria y semanal y la edad a la que los menores empezaban a trabajar.

Que el trabajo infantil influye de un modo negativo en el desarrollo escolar era algo ya conocido por los investigadores. Sin embargo, tras su proyecto, los investigadores han observado que ciertos aspectos son más condicionantes que otros.

Riesgos físicos y psicológicos

En primer lugar, la clase de trabajo que realizan y el sometimiento a situaciones con riesgos físicos o psicológicos resultaron en un impacto negativo en los resultados académicos de los niños.

La intensidad, medida por el tiempo que ocupa la jornada laboral, aparece en la investigación como otra condición importante. En cuanto al número de horas semanales dedicadas al trabajo, “estas afectaron muy negativamente a los resultados académicos ya que, frente al trabajo adulto, en el caso de los niños es muy irregular y en ocasiones las tareas relacionadas con la colaboración en el hogar surgen en cualquier momento”, según el estudio.

Trabajar por las mañanas supone que la competencia entre la jornada laboral y el colegio es mayor.

Por último, el hecho de trabajar por las mañanas supone que la competencia entre la jornada laboral y el colegio es mayor, ya que “la coincidencia entre el trabajo y la escuela desemboca, en muchos casos, en el abandono escolar de los menores”.

Necesidad de colaborar en el negocio familiar

Los resultados mostraron que el 90% de los niños sabían leer y escribir y que cuando dejaban de estudiar, lo hacían, en el 65,7% de los casos, porque debían desempeñar tareas en el negocio familiar.

Asimismo, la maternidad o paternidad en edades tempranas, la necesidad de ocuparse de responsabilidades familiares y el alto coste de la educación son otros de los motivos causantes del abandono escolar.

Esta investigación ahonda en torno a la relación entre el trabajo infantil y la evolución académica, que dista mucho de ser sencilla puesto que existe una clara competencia entre ambas.

Según el investigador, “es importante analizar el impacto específico que el trabajo infantil tiene sobre el contexto educativo del menor como contexto de desarrollo”.

En un futuro, “sería interesante incluir otras variables que reflejen los resultados académicos de forma más holística, como la experiencia del niño según el entorno del centro educativo”, concluye.

Este tipo de estudios permiten dirigir adecuadamente las intervenciones para erradicar el trabajo infantil en función de las áreas afectadas y las características del trabajo desempeñado.

www.SevillaActualidad.com

Nació en Sevilla y pronto supo que lo suyo sería la comunicación. Es licenciado en Periodismo en la Universidad de Sevilla y Máster en Marketing Digital por la Universidad de Málaga. Especialista...