Cuando eres un asiduo cliente de la multinacional Movistar, todo parece ir bien (exceptuando cortes incompresibles en la línea adsl, interferencias en la línea telefónica o fallos en las facturas de móviles). Sin embargo, cuando llegan los problemas,  una de las empresas más ricas del globo, nos trata como auténticos borregos adinerados.

Te llaman inusualmente a la hora de la siesta, con una bonita oferta. Te regalan los oídos, te adentran en un mundo maravilloso. Un mundo al que aceptas entrar cuando el operador te jura y perjura las condiciones que tú planteas. Todo bien, disfrutas de tu servicio hasta que descubres que la oferta es una auténtica mentira. Lo que eran 50 céntimos diarios, son varios euros. Lo que era indefinido, es sólo por unos meses. Es entonces cuando tu capacidad de acción queda limitada al cero.

Llamas para ver qué ha sucedido. Y comienza un peregrinaje de operador a operador sin ninguna solución. «Espere, que le paso con otro departamento» es la frase que más oirá si quiere solucionar algún problema. El tiempo al teléfono puede prolongarse durante horas, nadie parece saber nada de lo que planteas (a veces pasas de un operador a un teleoperador, que no está programado para entender tu acento andaluz). En ningún momento hay el mínimo sentido común cuando te atienden.

Se basan en promociones falsas, en errores que hayan podido cometer ellos mismos, te piden tus datos personales una y otra vez para contarte lo que ya sabes. Lo más grave, es que aprovechan la ocasión para volver a hacerte ofertas, y te explican como podría mejorar tu economía gracias a Movistar. ¿Quieren una prueba? Hagan una llamada al 1004 o al 609 planteando el mínimo problema o simplemente intente averiguar el estado de sus contratos con la multinacional.

Basta con una amenaza de un cambio a otra compañía, para que le regalen (sí, regalado sin promociones ni ofertas) un nuevo móvil o un nuevo servicio de Internet. Para ellos, sólo eres un dinero que puede peligrar, y lo único que importa es que olvides tus problemas y sigas consumiendo. A lo más que llegan con tu problema es a darte de baja en un servicio por el que te han mentido y del que no te hubieras dado cuenta si no te da por indagar por ti mismo.

Tras horas al teléfono, la única solución es una ruptura del contrato-estafa, una reducción de la tarifa de otro servicio y ya esperan tu queja para tirarla a la basura. El poderío empresarial y la influencia en los medios de comunicación de esta multinacional permite que nunca veamos noticias negativas de esta compañía, ni que las quejas lleguen a ningún puerto.

No dejen que le engañe. Cuando vea a esos hombres y mujeres tan felices de los anuncios, recuerden que usted no es más que dinero para ellos. Y que jugarán sucio a cambio de tu fidelidad a la marca.

Ángel Espínola Villén. Usuario

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