Sr. Director:

Mientras los pueblos cercanos a nuestra capital, Sevilla, andan reclamando justa y necesariamente su derecho al desarrollo y al progreso, exigiendo motores de desarrollo local para sus pueblos como por ejemplo los trenes de cercanías, el metro, etc. que sin lugar a duda, a parte de su desarrollo como entidades locales generarán calidad de vida para sus ciudadanos, aquí, en este rincón del sur, en esta denostada, oculta, reprimida y castigadas Doñana sevillana, uno de los lugares de la geografía española con más trabas y cortapisas al desarrollo de los pueblos, concretamente en este de donde os escribo, Villamanrique de la Condesa, donde el tren del progreso lo tenemos cancelado de antemano por parte de la Junta de Andalucía con la connivencia de ecologistas, protecciones y otros muchos subvencionados que en su día se apuntaron al negocio puro y duro del ecologismo radical, de despacho y remunerado que ahoga a nuestro pueblo y silencia la voz del manriqueño, poco acostumbrada a la protesta y a la sublevación.

Si los pueblos vecinos se benefician de estos medios como digo, SE-40, metro, cercanías, etc., aquí, arrinconados, los manriqueños protestamos y criticamos por detrás, por la espalda, como si de cobardes se tratara, el arreglo de, sí, un camino rural sobre el papel pero carretera con todos sus pros y sus contras para el manriqueño que asiste dolido como, desde el 28 de diciembre pasado (premonitoria fecha la del día de los Santos Inocentes), a como el temporal de lluvias se ha llevado por delante un tramo de bastante importancia de la carretera que nos une con El Rocío, sin que hasta la fecha se sepa nada a cerca de su reconstrucción.

Se achaca al mal tiempo la demora de su construcción. Sospechoso.

Más tarde que el derrumbe por las aguas de esta nuestra carretera cortada, por poner un ejemplo más que evidente, ha sido la que une Bollullos con Almensilla, y según las últimas informaciones, está prácticamente solventado su arreglo. Aquí no.

Con cautela se tiene silenciada a la voz del pueblo por si acaso, mientras se anda “mendigando” y suplicando por los despachos su arreglo siempre y cuando las voces, que las hay, de ecologistas y reaccionarios se oponen a su reconstrucción.

Un día nos levantamos sin carretera, hace ya casi dos meses, y así seguimos, callados, mudos, acobardados y dormidos sin levantar los ciudadanos la voz no vaya a ser que , con los tiempos que corren, como decimos en nuestro pueblo, Villamanrique, nos señalemos y aquí, por suerte o por desgracia nos conocemos todos, y no vaya a ser que….

Hace poco se presentó en nuestro pueblo un libro a cargo del cronista oficial de la Villa, D. José Zurita, titulado “Despierta Villamanrique”…

Parece que aquí no nos aplicamos el cuento y seguimos esperando a que alguien nos saque las castañas del fuego mientras seguimos todos en nuestro letargo.

Va a resultar verdadera la frase que escuché un día  referente al manriqueño de que “aquí no nos juntamos ni pa cantá”… Para darle al pico por las tabernas y las esquinas sí.

Así luego y ahora, nos luce el pelo a los manriqueños, que parece que estamos en tiempos en los que alzar la voz, aunque fuese para algo tan justo y tan noble como para reclamar lo nuestro, fuese motivo o justificación para lo que aquí, los manriqueños, estamos tragando sin signos aparentes de que esto cambien lo más mínimo.

Ahora es tiempo, de una vez por todas de que Villamanrique, sí despierte para siempre.

Diego Rodríguez Solís

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, empezó en la comunicación local y actualmente trabaja para laSexta. Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación, es miembro...