Existe una creencia muy extendida por la que se piensa que la forma más fácil de adelgazar será cenar sólo fruta, pero realmente esto no es así.
A la hora de ponerse a dieta muchas personas piensan que cenando una manzana, una pera o dos kiwis conseguirán eliminar grasa, algo que no es tan cierto, ya que lo que nos ayuda a eliminar es agua, por lo que al cabo de unos días de empezar su propósito y pesarse verán que no es tanta la pérdida de peso como esperaban.
Realmente la fruta tiene una composición nutritiva muy rica; agua, fibra, vitaminas y minerales. Completan su valor nutritivo los pigmentos de la fruta, ya que por un lado tienen una función colorante, (lo que le da el tono a la piel o a la carne de la fruta) y por otra, antioxidante. Pero no hay que olvidar que también son ricas en azúcares simples y que nos puede llevar a consumir en una cena más calorías de las debidas.
Ciertamente es muy interesante que estén presente en toda dieta equilibrada pero no incluirlas solas y exclusivamente en las cenas ya que estaríamos obviando otros nutrientes esenciales que deben estar presente en todas las comidas, como es el caso de las proteínas y de la grasas.
Bien es cierto que una cena a base de fruta puede ser efectiva de forma temporal cuando queremos aligerar el cuerpo si tenemos problemas digestivos, hinchazón abdominal o digestiones pesadas. Pero no llevarlo al punto de que sea nuestro hábito de cena.
Por tanto no debemos caer en el error de creer que comer sólo fruta te ayuda a adelgazar, ya que incluso podríamos consumir más calorías de las que pensamos con la idea de que «sólo es fruta». Hay que tener en cuenta que tienen un poder diurético, pero no ayudan a eliminar grasa. Así que lo importante, como bien he dicho antes, es que todas las comidas sean equilibradas y esto, por supuesto, incluye a la cena.