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Un empate insulso, en el que ninguno de los dos equipos fueron a ganar. Este es el panorama que se vivió en el Benito Villamarín en el que el Betis volvió a demostrar sus carencias de juego.

La primera mitad deparó 45 minutos de agonía para los espectadores, el extremo respeto que se profesaron los rivales que no quisieron descuidar en ningún momento su área y la única ocasión que hubo fue del equipo canario.

A la media hora, una falta frontal repelida por la barrera terminó en Ángel, cuyo centro despejó Matilla contra su propio larguero y no pudieron remachar ni Nauzet Alemán, que se topó con Adán, ni Aythami, que ya festejaba cuando la pierna de Figueras salvó el gol sobre la raya.

Los de Velázquez no metieron miedo a Casto en ningún momento, sus dos pivotes fueron incapaces de conectar con Kadir en la mediapunta, ni con Rubén Castro que no se vio apoyado en ningún momento en su empresa.

El segundo tiempo no fue mucho mejor, las Palmas estuvo dominando la posesión y el centro del campo, lo cual despertó la indignación de la afición bética que empezó a pedir a dimisión del técnico.

La mejor baza defensiva del Betis se hayó en las faltas, lo que provocó la expulsión por soble amarilla de Perquis tras dos entradas duras cuando aún quedaban veinte minutos en los que Las Palmas intensificó su dominio y gozó de un mano a mano de Nauzet Alemán para abrir el marcador pero Adán lo evitó con una magnífica mano baja.

Con Juan Carlos Valerón ya sobre el césped y al mando de las operaciones, Araujo sí consiguió batir al portero bético pero De la Fuente Ramos anuló el tanto por un fuera de juego que le señaló su asistente.