Inyección de una vacuna/ SATSE

La Mesa de la Profesión Enfermera, compuesta por el Consejo General de Enfermería y el Sindicato de Enfermería SATSE, alertan de que la comunidad andaluza infringe «de forma sostenida» la normativa vigente sobre bioseguridad en instalaciones sanitarias, con más del 90% de profesionales reconociendo accidentes en los hospitales.

Según un estudio del Observatorio de Bioseguridad dependiente de la mesa realizado a 144 trabajadores como personal de enfermería eh hospitales y centros de salud, los accidentes en materia de bioseguridad, lejos de reducirse, han aumentado en los últimos años. El 92,2% de los encuestados que trabajan en hospitales afirma que se ha producido accidentes biológicos entre los enfermeros (337 accidentes en 2013, 602 en 2014 y 667 en 2015), un 87,5% en el caso de los centros de salud (. En el caso de un pinchazo accidental, recuerdan los enfermeros, el personal podría contagiarse del virus del VIH, la hepatitis B o C, así como desarrollar cáncer, malformaciones o incluso abortos al manipular medicación peligrosa.

Además, denuncia la Mesa, el 64,3% de los centros sanitarios carece de un procedimiento seguro de trabajo que tenga en cuenta las condiciones laborales del personal de enfermería, y solo en tres de cada diez se cuenta con un protocolo que haga obligatorio el uso de un sistema cerrado para preparar y administrar fármacos peligrosos, como los destinados contra el cáncer.

La Mesa considera los resultados del estudio «alarmantes», y recuerda que la Directiva europea sobre bioseguridad vigente desde 2013 no ha reducido en la comunidad los accidentes, sino que estos han ido aumentando entre 2013 y 2015, tanto en hospitales como centros de salud.

En Andalucía, los resultados no pueden ser más alarmantes, pues tras la aprobación de la nueva Directiva europea que regula la bioseguridad y que es de obligado cumplimiento desde 2013, no sólo no se han reducido los accidentes biológicos, sino que, a lo largo de los años 2013, 2014 y 2015, han ido progresivamente en aumento, tanto en hospitales como en centros de salud (12 en 2013, 16 en 2014 y 13 en 2015). De hecho, el 92,9% de los encuestados en hospitales afirma que se han producido accidentes biológicos entre los enfermeros  En centros de salud, por su parte, el 87,5% de los encuestados reconoce también que se han producido accidentes de este tipo: 12 en 2013, 16 en 2014 y 13 en 2015.

De hecho, entre las comunidades autónomas, Andalucía ocupa el tercer puesto en número de accidentes biológicos en hospitales (1.606) por detrás de Madrid (3.427) y País Vasco (1.699), y el cuarto en los centros de salud (41), sólo superada por Extremadura (64), Asturias (46) y Castilla-La Mancha (42).

Asimismo, el estudio concluye que existe una considerable infradeclaración. El 32% de los accidentes biológicos ocurridos no se declara ante el servicio de prevención. Ello eleva de forma sustancial la cifra real de accidentalidad por pinchazo, corte o salpicadura, respecto de los accidentes efectivamente registrados. “Este hallazgo, detectado por el estudio, pone de manifiesto el incumplimiento de la normativa vigente sobre bioseguridad sanitaria”, según el Colegio de Enfermería de Sevilla. Incumplimiento que puede provocar que el enfermero que ha sufrido un pinchazo accidental se infecte con el virus del VIH, hepatitis B o C, pues son los principales riesgos de transmisión.

Para la Mesa de la Profesión Enfermera, “hay dos elementos muy importantes que pueden influir significativamente en este aumento de la accidentalidad. Por un lado, la falta de evaluación específica de riesgos laborales, y, por otro, la ausencia de formación acreditada en materia preventiva a los propios profesionales”.

La Mesa asegura que la prevención de lesiones por instrumentos cortantes exige que se establezcan procedimientos y dispositivos bioseguros, como agujas retráctiles, avances que no están suficientemente implantados, puesto que, alertan, en cuatro de cada diez centros no se dispone del material necesario.

Especial atención merece el uso de los fármacos citotóxicos, señala la Mesa, destinados a eliminar células que crecen descontroladamente, como las cancerígenas, pero también usados en hematología, reumatología, la esclerosis múltiple o la psoriasis. La Unión Europea recomienda para su manipulación equipos de protección individual y al transferencia de lso fármacos a un sistema cerrado, así como formación e información suficientes. Unas medidas que según el Observatorio solo se concretan en protocolos existentes en tres de cada diez centros, y en la mitad de ellos no se han evaluado los riesgos laborales que el personal asume.

En los centros donde sí existe ese protocolo, resulta especialmente llamativo el desconocimiento respecto al sistema utilizado, ya que el 64,3% no sabe qué tipo de sistema se utiliza para la administración de medicación peligrosa.

El Observatorio concluye recordando que el periodo de estudio coincide con la crisis del ébola que sufrió el país a propósito del contagio de Teresa Romero, en la que ocho de cada diez centros andaluces afirman haber recibido equipos de protección personal, pero el 66,7% de los encuestados considera que este no cumple con las espeficiadciones reglamentarias del Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades, y solo 27,3% considera que la formación recibida fue adecuada.

A la luz de los resultados, la Mesa recuerda la importancia de monitorizar la vigilancia y control del cumplimiento de las normas, emprender un plan estratégico para mejorar la seguridad, y potenciar la acción partícipe y la responsabilidad de los propios enfermeros hacia su propia seguridad en el trabajo.