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Aplazado el andalucismo

Pero pocos días más tarde, el 18 de julio de 1936, el Golpe de Estado presidido por el general fascista, Emilio Mola, paralizaría, no sólo la historia del movimiento andalucista. Ni si quiera paralizó el futuro de España durante 40 años de dictadura. Sino que, a día de hoy, aún sigue paralizando el pasado de una historia, cada vez más difícil de desenterrar.

 
El final de Blas Infante, ya es por todos conocidos. El día 2 de agosto del año del golpe, es arrestado, y el día 11, es fusilado en el kilómetro cuatro de la carretera de Carmona. Pero la muerte no bastó para algunos, ya que, a los cuatro años de su asesinato, el Tribunal de Responsabilidades Políticas le condena a muerte «por haberse significado como propagandista para la constitución de un partido andalucista o regionalista andaluz».
 
Condenado después de muerto, el 13 de abril  de 1983, ya conformado el utópico Gobierno Autonómico de Andalucía,  el Parlamento aprueba por unanimidad el Preámbulo del Estatuto de Autonomía para Andalucía, que reconoce a Blas Infante «como Padre de la Patria Andaluza e ilustre precursor de la lucha por la consecución del Estatuto de Autonomía para Andalucía».

Sus ideales le costaron la vida, pero significaron la llegada del reconocimiento de el pueblo Andaluz como nación, cultura, y territorio. El sueño de Blas Infante se cumplió, demostrando que las utopías pueden cumplirse. Y que después de ellas, sólo llega la desilusión.  Ya que, Plácido Fernández Viagas, Rafael Escuredo Rodríguez, José Rodríguez de la Borbolla, y Manuel Chaves González, han ido minando el sueño y esfuerzo de tantos andaluces que quedaron en el olvido, y que dieron la vida para que tal día como hoy, pudiéramos sentirnos orgullosos de nacer en la tierra en la que nacimos. La mare que nos parió.

 
Servidor sigue creyendo en la utopía de Blas Infante. En el luchar por conseguir una Andalucía Libre, pero en la praxis, más allá de los textos políticos que tan lejos están del pueblo. Como ya dijera el malagueño “creed que Andalucía puede redimirse, que se redimirá aunque levantarla de su postración sea obra de Titanes. Quien no tenga fe, puede adquirirla con solo pensar en su necesidad absoluta. Ella resume el número y la fuerza. Es la piqueta irresistible que abre el camino del Ideal Andaluz”. ¡Ave Bética!
 
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