La monitorización de la situación sanitaria de el expresidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán ha derivado en la redacción de varios informes que evalúan si debería o no continuar su tratamiento contra el cáncer mientras cumple la pena de cárcel de seis años a la que fue condenado.

Estos documentos, expedidos por el IML (Instituto de Medicina Legal) han alcanzado varias conclusiones, entre las que destaca que el mencionado proceso sanitario es «poco compatible» con una estancia en prisión.

Dicha conclusión deriva, principalmente, de la «vigilancia estrecha» que deben llevar a cabo los profesionales sanitarios involucrados en el tratamiento sobre su paciente, con varias sesiones de «tratamiento hormonal», tras las cuales se deben evaluar resultados, analizándolos e interpretándolos.

Si bien Griñán ya concluyó su etapa de radioterapia, lo cierto es que se desconoce si su estado evolucionará favorablemente, y la incertidumbre propia de cualquier caso de cáncer puede hacer que acabe por no ingresar de nuevo en la cárcel.

La gravedad de esta enfermedad, sumada a los efectos secundarios derivados de radioterapia y tratamiento hormonal por igual, en definitiva, podría ser determinante para la decisión final de los profesionales judiciales que ya analizan en profundidad estos informes médicos.