El proyecto en el que se enmarca esta investigación está financiado por el Plan Nacional

Un grupo de investigación de la Universidad de Sevilla, liderado por Encarnación Aguilar, estudia las transformaciones del mundo rural europeo, especialmente en lo que se refiere a su especialización en sectores productivos que une tradición, calidad e innovación. El proyecto en el que se enmarca esta investigación, denominado Territorio, calidad e innovación: el diseño de la nueva ruralidad europea, está financiado por el Plan Nacional.

 

 

Sevilla Actualidad. «En la década de los 80 la agricultura europea producía más de lo que consumía. Evidentemente, salía más barato comprar los productos agrícolas en otras zonas que en Europa como consecuencia de los costes agrarios”, analiza la investigadora Encarnación Aguilar.

 

“Al acabar la guerra mundial, Europa tenía que preocuparse de poder alimentar a la población. En ese momento la política agraria era productivista, pero llegó un momento en el que los mercados agrarios se saturaron. Se dieron cambios, y comenzó a sobrar mano de obra en el campo y producción”, explica Aguilar, responsable del grupo de investigación Patrimonio Etnológico Recursos Socieconómicos y Simbolismo. En este contexto, y a partir de esos momentos la Unión Europea se da cuenta de que la Política Agraria Común tiene que apoyar al mundo rural y su evolución. El objetivo, que el mundo rural siga siendo productivo. Cuando surge, a finales de los 80, el concepto de Desarrollo Rural, lo que se busca es que las poblaciones que viven en territorios rurales tengan otras labores que no sean exclusivamente la agricultura.

La única salida que se encontró fue la conocida como multifuncionalidad que consistía en la idea de que la agricultura tiene muchas otras funciones. Además de la función productiva, tiene por ejemplo, la conservación del territorio.

Pero ¿quién iba a decir que aquello que nadie quería se iba a convertir en todo un paraíso?. Trabajo duro el del campo, hora y horas tomando el sol y no precisamente para broncearte, jornadas que empezaban con la luz del alba y terminaban con la del anochecer. Sin embargo la concepción de rural igual a trabajo duro y constante cambio cambia.

De repente el campo se convirtió en la zona ideal para visitar, para relajarse, para huir de los ruidos de los coches y dejarse llevar por el cántico de los pájaros. La visión del mundo rural cambia, tal y como asegura Encarnación Aguilar: “De repente el campo es un lugar que a la gente le gusta visitar. Surgen nuevas actividades como el turismo rural y la recuperación de la naturaleza. Los territorios rurales no son sólo agrícolas, sino que son también espacios que se han generado histórica y culturalmente”, detalla la docente.

“El mundo rural se inserta por primera vez en el mercado de consumo, ofertando algo más que productos alimenticios. Sigue por supuesto produciendo trigo, tomates, patatas y aceite de oliva, pero junto a esa oferta, hay toda relacionada con una forma de vida vinculada históricamente a este tipo de territorios y sus producciones tradicionales: fiestas, patrimonio arquitectónico, artístico, natural, etc.”, añade Aguilar.

Y también Andalucía

Andalucía es la principal zona de España que se ha caraterizado desde siempre por ser una comunidad rural. La Sierra de Cádiz, la Comarca de Guadalteba, la comarca del entorno de Doñana, la zona de la Alpujarra, la comarca de Baena y la Sierra de Segura. Un proyecto en expansión que está dando sus frutos.

“La gran conclusión de este proyecto es que el mundo rural ya no es atrasado, es un mundo dinámico de tradición e innovación, que apuesta por la calidad. Por eso, una de las cuestiones fundamentales del mundo rural es la lucha por las denominaciones de origen y la agricultura ecológica. En este tema queremos enfocar nuestro próximo proyecto”, comenta Aguilar. “Investigar hoy día desde las Ciencias Sociales sobre los espacios rurales es fascinante, pues te permite abordar temas y preocupaciones centrales en la sociedad del siglo XIX: alimentación, salud, medio ambiente, patrimonio y cultura, políticas de género, etc.”, concluye. 

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