Que el sexo débil ha dejado de serlo es un hecho. Vivimos en el siglo XXI, y la mujer está tan capacitada como el hombre. Pocos resquicios de machismo obsoleto quedan visibles de puertas para fuera de los hogares, porque ahora lo políticamente correcto es la paridad. Pero las tradiciones, esas que tanto gustan, suelen mantener el espíritu del pasado, y por tanto son un espejo del pensamiento de la época en la que se crearon, pero fuera de lugar hoy día. Uno de esos ritos es el flamenco, y un estudio de la Universidad de Málaga ha demostrado que algunas letras tradicionales de esta música incluyen una enorme carga sexista. 

Sevilla Actualidad. Las pruebas que demuestran que este ámbito artístico tan arraigado, incluye enormes desigualdades entre el hombre y la mujer, las ha dado el doctor en Pedagogía de la Universidad de Málaga (UMA) y el especialista en didáctica del flamenco Miguel López Castro en su tesis doctoral  ‘La imagen de la mujer en las coplas flamencas: análisis y propuestas didácticas’.

El docente ha encontrado en esta variedad musical la principal expresión para destacar la «valentía» y la «resistencia» del género femenino en este campo artístico y en el resto de los que conforman la sociedad.

Precisamente en el cante de la copla flamenca, las mujeres han destacado al mismo nivel que los hombres, aunque «llegar a alcanzar ese éxito les ha supuesto un mayor esfuerzo que a ellos», según López Castro. De hecho, precisa que las «cortapisas» que han tenido las mujeres a lo largo de la historia les han hecho permanecer «siempre en la sombra» debido a una concepción sexista de la sociedad también desde el punto de vista culturar.

Renovación de las letras, renovación social

López Castro concluye en su tesis afirmando el importante potencial de comunicación que supone el arte del flamenco, que ha ido cambiando ligado a la dinámica de transformación social y económica de la sociedad.
 
De ahí que considere de vital relevancia que los profesionales del flamenco tengan en cuenta el «anacronismo y la improcedencia» del uso de viejas letras con «carga sexista», ya que la proyección internacional y nacional del flamenco debe ir pareja a la renovación de sus letras para dejar de lado las pasadas, donde sí se reproducen «sesgos sexistas» y discriminación hacia el género femenino.
Para comprobar su hipótesis, ha analizado las letras flamencas, en las que ha descubierto que las mujeres no sólo son objeto de agresiones veladas de tipo psicológico o de despecho; también otras más directas. “Padecen insultos, amenazas y minusvaloración, incluso algunas letras constituyen verdaderos ejemplos de apología de los malos tratos”, explica el experto.

Una muestra de esta premisa se encuentra en los siguientes fragmentos de coplas: «Quien se fía de mujeres muy poco del mundo sabe, quien se fía de unas puertas de que todos tienen llaves»; «Una mujer fue la causa de mi perdición primera, no hay perdición en el mundo que por mujeres no venga»; «En la esquinita te espero chiquilla, como no vengas, aonde te encuentre te pego».

“En las coplas flamencas se reproducen los sesgos sexistas de la sociedad en la que se expresa y de la que se surte de formas discriminatorias para la mujer», explica el experto. No obstante, el investigador quiere poner de manifiesto en su tesis que la invisibilidad de las mujeres en el terreno del flamenco, como consecuencia de crecer en una sociedad sexista, no ha sido tan predominante como en el resto de los ámbitos sociales.
 
No obstante, para el investigador la situación ha cambiado ligeramente: «hay coplas que se manifiestan contra los malos tratos», destacó López Castro. Esto se une a que muchas cantaoras lanzan un «grito de libertad» exigiendo para ellas las mismas «posibilidades de acción» que tienen los hombres.

Presencia con historia

La presencia de la mujer ha sido muy relevante en toda la historia del flamenco, y como apunta López Castro, ya durante la época del bajo imperio romano, se conoce que existían unas primeras danzas identificables con el flamenco que eran interpretadas por mujeres.

Por ejemplo, es el caso de «Teletusa, que fue una bailarina gaditana, que durante el siglo IV d. C. cantó lo que se llamaron las Cántigas Gaditanas, un tipo de música popular que se difundió ya sobre esta época, y que resulta ser una de las bases de lo que conocemos como el flamenco», subrayó.