De las 97 hospitalizaciones de 2001 se ha pasado a las 40 del último año.

Los ingresos por espina bífida se han reducido en los últimos 13 años un 53% en Andalucía, pasándose de 97 hospitalizaciones en 2001 a 40 en 2013, unas cifras que pueden traducirse como una reducción progresiva del impacto de esta enfermedad.

El Proceso Asistencial Integrado de Embarazo, Parto y Puerperio establece los criterios de calidad en esta materia e incide en el papel de la prevención, con la recomendación de tomar ácido fólico al menos un mes antes de la concepción y hasta las 12 semanas de gestación, ya que numerosos estudios han demostrado que es la mejor arma preventiva de esta malformación congénita que causa discapacidad severa en 1 de cada 3.500 recién nacidos vivos.

La espina bífida provoca secuelas neurológicas (parálisis, hidrocefalia, retraso cognitivo, alteraciones de la columna), además de otras urológicas y traumatológicas (deformidades, etc.), con lo que el recién nacido y su familia ven mermada de manera importante su esperanza y calidad de vida.

De ahí la importancia de un abordaje integral en el que participen especialistas en Neurocirugía, Urología, Cirugía Ortopédica y Traumatología, Rehabilitación, Oftalmología y Pediatría, con el apoyo de Enfermería, Fisioterapia, Logopedia, Terapia Ocupacional, y Trabajo Social. Un equipo de profesionales que guiará el tratamiento y la rehabilitación de niños y niñas con espina bífida.

Tanto el Plan de Atención a las Personas Afectadas por Enfermedades Raras, que permite mejorar el conocimiento y el abordaje de las enfermedades de baja prevalencia, como el Proceso Asistencial Integrado de Atención Temprana, con intervenciones conjuntas del sector sanitario, social y educativo, son instrumentos muy importantes para dar respuesta a menores con espina bífida y sus familias desde este enfoque de abordaje integral en Andalucía.