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Díaz rechaza las «quinielas» sobre su gobierno

La presidenta in péctore de la Junta se rodeará de sus colaboradores más fieles y dejará de contar con varios miembros del Ejecutivo de Griñán.

Es sabido que un presidente se rodea de sus colaboradores más cercanos, más aún si se trata de una Comunidad Autónoma como Andalucía, donde el escrutinio ciudadano cada vez es mayor y apunta hacia los sillones que componen el Consejo de Gobierno andaluz. La designación de Susana Díaz como próxima presidenta de la Junta de Andalucía traerá aparejado un cambio en los consejeros.

Según Diario de Sevilla, Díaz será oficialmente presidenta el próximo 6 de septiembre, después de que el propio presidente, José Antonio Griñán, haya confirmado que formalmente dejará la Junta el 27 de agosto. A partir de entonces, comenzará un vaivén de nuevas caras en torno al Gobierno autonómico.

La prioridad de Díaz es desligarse de cualquier relación con el caso de los Expedientes de Regulación de Empleo fraudulentos. Una vez fuera el presidente, la segunda salida casi segura será la de la consejera de Hacienda y Administración Pública, Carmen Martínez Aguayo, cuya actuación está cada vez más en entredicho tras las declaraciones en las que ex interventor de la Junta, Manuel Gómez, ante la juez Mercedes Alaya, se quejaba de que el Gobierno de Griñán había prestado “oídos sordos” a sus auditorías.

Aguayo reconoció haber tenido constancia de los informes del ex interventor donde se alertaba de “diferencias de imputación contable” pero en ningún caso se detectó “el menoscabo de fondos públicos ni signos de fraude”. Antonio Ávila es otro de los nombres que está en el disparadero por su estrecha relación con Griñán y su responsabilidad al frente de Economía desde 2010. La sospecha de que Alaya impute a todos los cargos que tuvieron alguna responsabilida en la aprobación de las ayudas que dieron lugar a la partida 31 L, se extiende también a Ávila, lo que podría provocar su salida.

A las más que probables bajas de Martínez Aguayo y Ávila se unirá a otra ya anunciada: la del consejero de Agricultura, Pesca y Medioambiente, Luis Planas, quien anunció que dejará de formar parte de la Junta tras la dimisión de Griñán.

Junto a Aguayo, Ávila y Planas, varios medios también sitúan a la consejera de Educación, Mar Moreno, fuera del Gobierno de Díaz. La presidenta debe rendir cuentas con la dirección del PSOE de Jaén –provincia de Moreno- que le ha apoyado en su proceso de primarias y la devolución se canjeará nombrando a otra persona de la dirección jiennense que ya no guarda sintonía con la titular de Educación.

Como nuevas caras suenan muchos nombres, entre ellos, el de Juan Espadas, actual portavoz socialista en el Ayuntamiento de Sevilla, que ya fue consejero de Vivienda y Ordenación del territorio entre 2008 y 2010. La buena relación que mantiene con Díaz y su pertenencia a la agrupación provincial de Sevilla –de la que Díaz es secretaria general- le otorgan muchas posibilidades de que pueda recalar en la Junta. El único obstáculo que se plantea es que su marcha descabezaría al PSOE en el Ayuntamiento de Sevilla, lo que obligaría a encontrar a un candidato a menos de dos años para las próximas elecciones municipales.

Asimismo, este nuevo Gobierno para una nueva presidenta sería la puerta de entrada al Ejecutivo andaluz de Fernando López Gil, actual delegado del Gobierno de la Junta en Cádiz. El socialista gaditano, en clara sintonía con Susana Díaz, no ha dudado en apoyarla frente al sector ‘pizarrista’ del partido -sin duda, uno de los más críticos en toda Andalucía-, algo que le sirvió este nombramiento tras las últimas elecciones en Andalucía. De hecho, López Gil logró minimizar el impacto de la debacle socialista en las municipales de 2011, quedándose a poco más de 300 sufragios del PP, el partido más votado en San Fernando, ciudad de la que fue cabeza de cartel del PSOE. Además, la inexistencia actual de ‘cuota gaditana’ en el Consejo de Gobierno provoca que esta incorporación cobre mucha fuerza.

En el proceso de remodelación también juega un papel importante Izquierda Unida. Su nuevo líder, Antonio Maíllo, reclama más protagonismo de sus consejeros –Diego Valderas (Vicepresidencia), Elena Cortés (Fomento y Vivienda) y Rafael Rodríguez (Turismo)- y ya ha avisado de que sus tres consejeros deben ser copartícipes en un aspecto crucial para el pacto de Gobierno como será la negociación de los próximos presupuestos. A priori, la relación Maíllo-Díaz se antoja cordial, pero el futuro de la Junta pasa por superar varias patatas calientes y la aprobación de las cuentas es la primera de ellas.

En septiembre comenzará el nuevo curso político y traerá consigo una nueva presidenta y un nuevo equipo al frente de la Junta. El objetivo pasa por aguantar con el remodelado gobierno hasta 2016 y no convocar nuevas elecciones que, a tenor de las encuestas, provocaría un aumento del peso de IU en un hipotético nuevo gobierno de coalición. La Junta toma un nuevo rumbo con una dirigente que tendrá que hacer valor de sus galones para sortear un futuro incierto en Andalucía.

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Nació en Sevilla y pronto supo que lo suyo sería la comunicación. Es licenciado en Periodismo en la Universidad de Sevilla y Máster en Marketing Digital por la Universidad de Málaga. Especialista...