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El efecto Doppler de Griñán, por Christopher Rivas

El presidente de la Junta ha puesto en marcha esta semana la maquinaria para su sucesión. En la incertidumbre de si agotará la legislatura o precipitará la convocatoria de elecciones en Andalucía, José Antonio Griñán ya tiene a quien le sustituya en el Palacio de San Telmo.

Se presumía un debate sobre el estado de la Comunidad Autónoma bastante más que descafeinado. El resumen parlamentario de los grupos con representación en la Cámara venía precedido por 14 meses de un Gobierno, el de PSOE-IU, sin oposición. Sin el Partido Popular.

Bien es cierto que tampoco se daban otros alicientes como el enfrentamiento dialéctico entre Javier Arenas y José Antonio Griñán –el primero se fue a Madrid y el segundo apenas se esfuerza en el debate político ante el nivel de Juan Ignacio Zoido-, la necesidad de marcar distancias con un partido que pelea por una franja común del electorado, ni siquiera la proximidad de una cita con las urnas, de unos comicios, cualesquiera que estos fueren.

Sin embargo, la cita dejó en Andalucía –y como se explicará más adelante, en el conjunto del país- la noticia política del curso. Griñán se va. En diferido, pero pone fin a su etapa al frente de la Junta de Andalucía, institución que lleva presidiendo desde la marcha de Manuel Chaves al Ejecutivo central en abril de 2009.

Es así que, desde el miércoles, en el PSOE no se habla de otra cosa. Aunque muy meditada como él mismo ha reconocido, su decisión ha sorprendido en el tiempo y en las formas. Y ha avivado, con o sin pretenderlo, el debate de la sucesión del secretario general del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero, ¿por qué ha hecho pública Griñán su decisión apenas un año después de las últimas autonómicas?

Los motivos

Desde que la noticia corrió como la pólvora entre las fuentes informantes de la actualidad política andaluza a última hora de la noche del martes, varios han sido los argumentos que se han esgrimido para entender este movimiento sobre el tablero. Y decimos bien, se han esgrimido, porque el presidente Griñán apenas lo argumenta por causas personales y por la necesidad de “savia nueva” en la Junta, según explicó él mismo en su primera intervención en el debate sobre el estado de la Comunidad.

José Antonio Griñán tiene 67 años. De agotar la legislatura, el presidente de la Junta alcanzaría los 70. La salud le acompaña y, pese a que los tiene bien llevados, el cansancio se nota y mantener engrasada la maquinaria de la mayor comunidad autónoma del país provoca un agotamiento evidente. Y más en un inspector de Trabajo que llegó, casi sin pretenderlo, a presidir los consejos de Gobierno por decisión de su antecesor.

Esto enlaza con la “savia nueva” que reivindica y que ha caído como un torpedo en la sede de Ferraz. Griñán ha sido viceconsejero y consejero con Escuredo y de la Borbolla y, posteriormente, con Manuel Chaves. Un político, pues, de la vieja escuela, ligado al PSOE desde comienzos de la etapa democrática. Respaldado por las encuestas y sondeos que reclaman una regeneración democrática, José Antonio Griñán cree que el primer paso debe ser, precisamente, dar un paso atrás y dejar paso a las nuevas generaciones. Estén o no preparadas, que ya es otra cosa. Pero de Susana Díaz se hablará después.

No se pueden pasar por alto, tampoco, la enfermedad de su hermana y las relaciones personales, que se han visto afectadas por las obligaciones derivadas de su cargo. Y luego están los ERE, el principal caballo de batalla de la oposición del Partido Popular y la juez Mercedes Alaya. Aunque el presidente de la Junta de Andalucía mantiene que nunca supo nada de la trama en torno a los expedientes de regulación de empleo que se firmaban a muy pocos metros de las sedes institucionales del Gobierno autonómico, la investigación ha avanzado mucho en los últimos meses y, al menos, la consejera de Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, su mano derecha en lo económico, empieza a estar en el punto de mira.

Ninguna es la razón principal de la crónica de esta marcha anunciada, aunque muy probablemente la conjunción de todas ellas ha pesado en la decisión.

El momento. Izquierda Unida

Así las cosas, la siguiente pregunta obligada es, ¿por qué ahora? Tampoco lo ha aclarado el líder del Ejecutivo andaluz y ha habido que esperar unos días para leerle entre líneas en las entrevistas periodísticas que han venido después. Como las que se publican hoy y en la que genera incertidumbre en torno a la próxima convocatoria de elecciones autonómicas en Andalucía.

El presidente Griñán aboga, y así lo ha expresado en varias ocasiones, por no adelantar las próximas elecciones autonómicas en Andalucía, pero esa decisión no dependerá ya, únicamente, del PSOE-A. Habrá que tener en cuenta la actitud de IU en los próximos meses.

Y es que, pese a que Griñán es el único que puede disolver el Parlamento y convocar los comicios, el pacto de Gobierno con IU concede a la federación de izquierdas un peso importante en esta decisión. El presidente de la Junta ha insistido una y otra vez, y lo sigue haciendo aún hoy, en que las relaciones con su socio de Gobierno son magníficas.

Sin embargo, las cosas también han cambiado en el seno de Izquierda Unida. Diego Valderas, pese a ser vicepresidente de la Junta y referente de IU en el Gobierno autonómico, ya no es el líder de su partido. Los estatutos le han obligado a ceder la coordinación general después de haber cumplido más de una década en el cargo y ahora es Antonio Maíllo el ‘hombre fuerte’. En este sentido, ha sido el propio Griñán el que ha sembrado dudas en torno a las intenciones del nuevo líder de IU, del que dice desconocer sus formas de hacer política.

En la misma línea, las negociaciones políticas con su socio de Gobierno se vaticinan complicadas a partir de septiembre. A vuelta del verano, llegará el momento de empezar a trabajar en unos nuevos presupuestos para 2014. Unas cuentas que la federación de izquierdas ha avisado ya no aceptará si se parecen mucho a las actuales.

Luego están las encuestas, en las que el PSOE-A no acaba de despegar y que mantienen a Izquierda Unida en un momento glorioso. Las consultadas a los andaluces no dejan de atribuirle votos, y por ende escaños, en unos hipotéticos comicios de celebrarse hoy. Esto llevaría a aconsejar a los de Maíllo un distanciamiento con las filas socialistas y marcar claras diferencias con su electorado.

Y ya puestos a hablar de rupturas, no se descarta una primera fecha para estas elecciones anticipadas. Se harían coincidir con las europeas en mayo del próximo año.

Por eso, todo hace pensar que son varios los factores que influyen y que han determinado que éste sea el momento.

Terremoto en Ferraz

Un momento que, precisamente, ha desconcertado en Ferraz. Y es que, si la noticia ha sorprendido en Sevilla, no lo ha hecho menos en Madrid, donde la dirección del PSOE había logrado acallar en las últimas semanas el constante debate sobre la sucesión de su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Griñán, partidario de las primarias para elegir candidato “cuando toquen”, parece haberse pronunciado con su decisión. Y el momento es ahora. Las razones dadas por el presidente andaluz han tenido una doble lectura en la dirección nacional del partido y el entorno más inmediato a Pérez Rubalcaba se da por aludido.

Porque, lo pretenda o no, su situación es perfectamente extrapolable. Por descontado está el apoyo del presidente de la Junta de Andalucía a los candidatos que representan una renovación generacional en el PSOE, sobre todo si se trata de Carme Chacón. Lo quiera o no, Griñán, con su decisión, se ha salido de la hoja de ruta marcada por la Ejecutiva federal para ‘jubilar’ a Rubalcaba. Y esto reabre la caja de los truenos en el partido.

La sucesora: Susana Díaz

Donde no hay incertidumbre es en la sucesión. Será Susana Díaz, consejera de la Presidencia de la Junta de Andalucía y secretaria del PSOE de Sevilla. El alfa y el omega. El orto y el ocaso. El poder y el partido. Lo reúne todo.

Susana Díaz, aunque le cueste reconocerlo públicamente, es la persona elegida por José Antonio Griñán para pilotar una ‘nueva era’ en el socialismo y, por ende, en la política andaluza. Una mujer formada en el partido y que se ha convertido en la mano derecha del presidente en las cuestiones políticas. De hecho, fue en ella en quien confió para llevar a buen término el pacto de Gobierno con IU.

De hecho, se puede decir incluso que la premura con la que se convocan las primarias en el partido –el proceso comienza este martes– únicamente le beneficia a ella y acaba con la posibilidad de que cualquier sector crítico –que todavía lo hay- reúna los más de 7.000 avales necesarios para presentar candidato. Lo que no obsta para que, en las últimas horas, algunos destacados socialistas, como José Antonio Rodríguez Salas, alcalde de Jun; y Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, diputado autonómico, miembro del Comité Federal del Psoe y del Comité Director del partido, hayan cuestionado el proceso de primarias diseñado o incluso anuncien la recogida de apoyos para presentar una candidatura alternativa.

Con todo, sin ‘dedazo’ y casi sin primarias, Susana Díaz será antes de agosto la elegida para empezar a preparar la campaña.

Hasta cuándo

Pero aún queda una incógnita por resolver. ¿Agotará José Antonio Griñán la legislatura? En un primer momento dijo que sí, aunque ahora lo matiza y dice que es su intención. De nuevo IU, Maíllo y los presupuestos autonómicos para 2014.

Porque caben dos escenarios posibles. Uno primero, que el presidente de la Junta renuncie y abandone la política. En ese caso, y previa votación del Parlamento, Susana Díaz se convertiría en la quinta presidenta de la Junta de Andalucía. La primera, además, mujer.

Recordemos que así fue como Griñán alcanzó la Presidencia del Ejecutivo autonómico. En abril de 2009, el hasta entonces presidente, Manuel Chaves, aceptó la Vicepresidencia ofrecida por José Luis Rodríguez Zapatero y se marchó a Madrid, designándole sin convocar primarias, ni proceso similar, en el partido. Es así, además, como Díaz llegaría a las próximas autonómicas como presidenta y no como candidata.

Y un segundo escenario, no menos probable, en el que José Antonio Griñán agotase la legislatura. En ese caso, el presidente de la Junta estaría dispuesto a ceder todo el protagonismo de su política progresista en Andalucía a Susana Díaz, que pasaría a ser la cara visible del Ejecutivo. Una presidencia de facto sin necesidad de cambiar el discurso ni alterar el estado de las cosas.

Sea como fuere, José Antonio Griñán ha dado el primer paso para su retirada. Las cosas serán bien distintas en San Telmo a partir de septiembre. Y es la hora de Susana.

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Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, empezó en la comunicación local y actualmente trabaja para laSexta. Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación, es miembro...