Vías de tren / SA

La destrucción de los restos arqueológicos del considerado mayor palacio del imperio romano, en Córdoba, fue el precio a pagar por la construcción de una de las estaciones del AVE Madrid-Sevilla para la Expo del 92. Ahora, unas jornadas recuerdan el atentado contra el patrimonio que significó aquella decisión.

El Instituto Municipal de Turismo de Córdoba llevaba a cabo estas jornadas para recordar lo que fue un daño irreparable del patrimonio cordobés y andaluz cuando se cumplen 30 años de la destrucción del impresionante palacio construido por el emperador Maximiano Hercúleo entre los años 293 y 305.

En 1991, las excavadoras arrasaron con medio kilómetro de largo y 200 metros de ancho del yacimiento, tras una decisión tomada entre las autoridades estatales, regionales y provinciales para priorizar la llegada del AVE a Córdoba, en el marco de las preparaciones para la Expo de Sevilla y la conexión Madrid-Sevilla. Las autoridades, entre las que se encontraba el alcalde de Córdoba, Herminio Trigo, de IU, desoyeron reiteradamente las peticiones desesperadas de los arqueólogos, catalogando el inmenso yacimiento, en el que se publicó que había mosaicos, lápidas y tesoros históricos de valor incalculable, de «cuatro piedras».

Córdoba perdió así, por una pésima gestión del paso del AVE Madrid-Sevilla por la ciudad, un tesoro romano del que ahora solo queda una pequeña porción sin apenas visibilidad y junto a la estación.