El gasoducto de Doñana podría iniciarse en tres años

La organización ecologista ha remitido varias cartas a autoridades nacionales e internacionales para impedir la puesta en funcionamiento del almacén de gas.

La organización ecologista WWF ha enviado una carta al secretario del Convenio Ramsar (organismo encargado de velar por la protección de los Humedales de Importancia Internacional), solicitando que pida al Gobierno de España que dé marcha atrás en la aprobación de un proyecto de almacenamiento de gas en el subsuelo de Doñana, con la ampliación de 20km de gasoducto, que se sumaría a los más de 50 km de tuberías de gas que ya discurren bajo la superficie del espacio natural.

La organización también ha solicitado a Ramsar que investigue y evalúe los impactos y riesgos de la explotación, almacenamiento y transporte de gas en el espacio de Doñana.  En los próximos días se dirigirá a la Comisión Europea, así como a UNESCO, el organismo garante de los criterios que convierten Doñana en Patrimonio de la Humanidad.

WWF ha enviado también una carta a la Junta de Andalucía, pidiendo que no emita el certificado de ‘no afección a la Red Natura 2000’. Además, piden que el nuevo informe sea debatido por el máximo órgano de participación social de Doñana, para que el mismo pueda añadir sus aportaciones.

El Ministerio otorgaba esta semana una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable, dando luz verde al proyecto. Para WWF la función principal de Doñana es la conservación y no el uso industrial. La organización recuerda que el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de Doñana prohíbe este tipo de actividades a menos que sean proyectos de ‘interés nacional’. La aprobación de este proyecto supondría la vulneración a la Ley de Espacios Protegidos.

Parte del proyecto se ubica en zona A de parque natural, un área dedicada exclusivamente a la conservación. Otra parte transita por zonas circundantes e incluso por el Espacio Protegido del Corredor Verde del Guadiamar, lugares en los que conviven especies con un alto grado de amenaza como el lince ibérico o el águila imperial.

La utilización de la zona como almacén subterráneo de gas implicaría el uso industrial de un terreno que actualmente está calificado por la propia Administración como de máxima protección en Doñana. Para WWF la compañía va a utilizar de forma permanente un terreno público, ahorrándose los costes de construcción de unas instalaciones en superficie, sin ni siquiera ofrecer medidas compensatorias.

Según Juanjo Carmona, de la Oficina de WWF en Doñana: «Hay lugares específicos en los que se puede desarrollar esta actividad, existen alternativas que no ponen en riesgo un espacio natural tan importante como Doñana”.WWF critica que los informes emitidos por el Ministerio no se refieran al impacto ambiental del conjunto de los proyectos de gas, sino que se evalúen por separado, aunque todos ellos estén relacionados entre sí y afecten al mismo espacio.

“Queremos luz y taquígrafo en este asunto. Tenemos serias dudas acerca de que este proyecto no afecte a los acuíferos de Doñana en unas zonas muy sensibles”, concluye Carmona.

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