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Encuentros entre delegados llegados de las agrupaciones socialistas regionales y fotografías con invitados y observadores en el hall del Renacimiento.

Es el hotel donde el PSOE celebra su 38 Congreso en Sevilla del que debe nacer un nuevo proyecto y liderazgo. Jornada de nervios entre los dos candidatos, Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, que al final de la tarde oficializaron su candidatura para hacerse con la secretaría general.

Es el congreso de la crisis, y el de la austeridad. Pero el hotel ha sido reconvertido en la casa del PSOE. Ambientado con la imagen corporativa del 38 Congreso, con toda su logística, y abundante en recursos en cuantos espacios del recinto se desarrolla o puede seguirse a través de pantallas gigantes; como en los mejores tiempos.

Cuando se cumplen 20 años de la inauguración de la Expo del 92 o de la llegada del AVE a Sevilla, tres generaciones de socialistas se dan cita en la Isla de la Cartuja para valorar el desgaste que presenta, a nivel orgánico, el PSOE tras los comicios municipales, autonómicos y generales en 2011, y para recuperar el proyecto socialdemocráta que se disipó durante la segunda legislatura como consecuencia de la crisis económica en 2008.

«Andalucía es el corazón del PSOE», justificaba por la mañana en la intervención inaugural Marcelino Iglesias la localización de esta cita histórica para el partido en la capital andaluza. Iglesias se esforzaba en enmarcar a la Andalucía que preside José Antonio Griñán como el motor de la recuperación del PSOE. Olvidaba en principio la convocatoria de Francisco Álvarez Cascos en Asturias, un frente que se abre en el norte coincidiendo el 25 de mayo con los comicios andaluces. «Andalucía y Asturias», añadía luego, ambas comunidades serán la prueba de fuego para quien este sábado cuente con el voto de la mayoría de los delegados para asumir el nuevo rumbo del partido.

Es momento de arrimar el hombro, decía el secretario general saliente José Luis Rodríguez Zapatero, quien entonó el ‘mea culpa’ por las decisiones tomadas «por los factores globales y europeos que condicionan extraordinariamente las decisiones de Gobierno», antes de instar en su despedida a los suyos a apoyar, como lo apoyaron a él, al nuevo secretario general que salga de este congreso. «Quiero un partido unido, fuerte, con un liderazgo claro y que trabaje, que arrime el hombro y sea la alternativa al Gobierno del PP», aseguró.

En primera fila, escuchando a Zapatero defender los valores de la socialdemocracia que trató de implementar durante la primera legislatura, estaba otro ex presidente del Gobierno; Felipe González. La figura de González sigue siendo un referente entre los delegados. Antes de que Zapatero ocupase el atril, Eduardo Madina y el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba compartían impresiones en los asientos de la ejecutiva federal. Mientras, José Bono hacía lo propio con Manuel Chaves, y Trinidad Jiménez regalaba sonrisas mano a mano con Cristina Narbona.

También en primera fila, aunque a varias filas de Felipe González, estaba José Antonio Viera. El secretario provincial del PSOE de Sevilla mantenía gesto apretado, visiblemente molesto por cómo han ido sucediéndose los acontecimientos en la previa al congreso. Y es que a los partidarios de la candidatura de Rubalcaba no ha sentado nada bien la muestra de fuerzas que Susana Díaz, la mano derecha de José Antonio Griñán, quiso dar a Chacón al reunir a alcaldes y delegados sevillanos en un acto para apoyarla con la complicidad del presidente de la Diputación de Sevilla, Rodríguez Villalobos.

Con el apremio del tiempo, los roces entre las delegaciones partidarias de uno y otro candidato trascienden el discurso oficial que evita hablar de fractura en el seno del socialismo. Guiada por una masa de periodistas, la candidata Carme Chacón fue la última en ocupar su asiento antes de que tomase la palabra Zapatero. «La democracia siempre le sienta muy bien al PSOE», aseguró en la línea de Zapatero. Quizá la maratoniana agenda y las intensas negociaciones con los delegados empiezan a hacer mella en la candidata. Mostraba síntomas de agotamiento en las primeras horas de la tarde.

«Gracias compañeros, y aquí estoy, con vosotros», cerró Zapatero su intervención en medio de una ovación. En la puerta del Hotel Renacimiento, periodistas y delegados compartían charlas mientras liberaban humos a una atmósfera fría (en torno a los tres grados de temperatura al caer la tarde) junto al Guadalquivir. Con la comisión electoral formada a última hora de la jornada y los últimos debates entre los delegados, esta mañana se procederá a la votación de las candidaturas. La suerte estará echada. En torno a las dos del mediodía se espera el anuncio del nombre del líder del nuevo tiempo socialista.

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