Mientras adornas el árbol de Navidad de tu sala de estar. Mientras abrazas a tu hermana que trabaja en el extranjero y que ha venido a pasar unos días en familia. Mientras el pavo se cuece en el horno y te pones al día de la vida de tus amigos en la cochera de tu casa que has decorado con guirnaldas y gorros de Papá Noel. Mientras vas al supermercado a proveerte de polvorones, anís y ese jamón que te puedes permitir una vez al año. Mientras brindas en la sobremesa de la Nochebuena con tu padre porque la operación de mamá salió bien y ella, que aún se recupera en la habitación contigua al salón, os escucha sin que os deis cuenta y se le escapa una lágrima de felicidad.

Mientras haces cola en los grandes almacenes para comprarle a tu sobrino el tractor con control remoto con el que se ha encaprichado. Mientras tú le dedicas un rato al móvil y por una vez lo haces contento porque vas a mandarle un mensaje tierno de prosperidad y de buenos deseos a tus compañeros de trabajo, a tu vecino del quinto, al quiosquero que te guarda cada mes la revista de viajes con la que planeas tus escapadas al fin del mundo. Mientras tratas de no atragantarte con las uvas en la medianoche del día 31 de diciembre, mientras envuelves los regalos de tus hijos, mientras recuerdas a quienes ya no están sobre la Tierra para celebrar juntos el Año Nuevo, mientras alzas a tu bebé recién vacunado para que salude a Baltasar en la Cabalgata de tu barrio.

Mientras tú estás refugiado en el algodón de tus merecidos días de descanso ellos están ahí, en sus puestos, preparados como siempre para cuidarte y abrazarte cuando lo necesites. Son, claro, los profesionales del Servicio Andaluz de Salud (SAS), tus ángeles de la guarda entusiastas, dispuestos y amables que cumplen con su obligación sin mirar el calendario.

«En Navidad desempeñamos nuestro trabajo como el resto del año. Afuera son fechas especiales, de celebración, pero dentro del hospital no lo notamos: funcionamos como siempre», sostiene Ascensión Martín, una enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Virgen de Valme de Sevilla. Este centro ejemplifica cómo la sanidad pública no se toma descanso para atender a los andaluces en unas fechas en las que la demanda de cuidados cambia y los profesionales se turnan para disfrutar de sus días de descanso.

Antonio Pérez, enfermero de Neonatología del Hospital Virgen de Valme, es uno de los miles de sanitarios que velan por ti en estas fiestas. «Nuestra actividad en estos días es la misma que en otras fechas: atendemos a los bebés prematuros y a los niños con problemas de salud de día y de noche», afirma. Francisco Ruiz, médico de Urgencias del mismo centro hospitalario hispalense, insiste en la misma idea: «Estamos alerta las veinticuatro horas de los siete de días de todas las semanas del año», suscribe. «En estas fechas navideñas es importante que los ciudadanos hagan un uso responsable de los servicios sanitarios», apostilla.

«Un enfermo crítico se puede desestabilizar en cualquier momento y nosotros estamos a pie de cama para atenderlo sea el día del año que sea», sostiene la enfermera Ascensión Martín, uno de los miles de profesionales sanitarios que están ahí, en el puesto al que le condujo su vocación para cuidar de ti, y de ti y de ti cuando lo necesites. Sea el día del año que sea…