Coworking / Junta de Andalucía

Un carrete de baberos desechables, un cubo de fregona con tapa de seguridad, aceite con sabor a marisco o un dispositivo de acoplamiento de bicicletas y sillas de ruedas son algunos de los inventos recientes con ADN andaluz. La región es la segunda comunidad en el registro de patentes.

El wifi, el portátil, las zapatillas de deporte, el microondas, la fregona… Hoy son utensilios y servicios muy comunes que pueblan nuestra cotidianeidad, pero cuando se crearon fueron proyectos ingeniosos destinados a facilitarnos la vida. Precisamente, el Día del Inventor, que se conmemora el 9 de noviembre, rinde homenaje a la actriz e inventora Hedy Lamarr, que creó un sistema de comunicación que es la base del wifi, el bluetooth y otras tecnologías actualmente en uso.

En Andalucía, las creaciones registradas más innovadoras, al igual que ocurre con el resto de los grandes inventos, pretenden dar respuesta a nuevas necesidades de la sociedad. Así, por ejemplo, entre las más recientes destacan algunas relacionadas con los nuevos medios de transporte urbanos como un patinete scooter para dos personas adaptado a niños con parálisis cerebral, un dispositivo de acoplamiento entre una bicicleta y una silla de ruedas o un taquillero modular para custodia y recarga de patinetes eléctricos.

La hora de la comida también sirve de inspiración a los inventores andaluces, con soluciones tan innovadoras como un carrete de baberos y servilletas desechables y reciclables, un preparado envasado para elaborar churros y porras o una copa para la degustación de aceites de olivas verdes. También resultan interesantes otros como un procedimiento de preparación de un aceite con sabor a marisco, mezcla de flor de sal con copos de oro comestible; un sistema de fabricación de hielo compactado o un asa de manejo para latas de bebida. Junto a estas ideas se incluyen otras como un lavacabezas adaptable que evita inclinar la cabeza, un cubo de fregar con tapa de seguridad, bolsas para embalaje de equipaje o un sistema automático de ayuda a la evacuación de los ocupantes de un automóvil caído al agua.

Detrás de todos estos inventos, que, en ocasiones, son el fruto de la creatividad e innovación o de complejas investigaciones, y otras, producto de la casualidad, hay un largo proceso que culmina con el patentado de la idea original que permita su protección y que desemboca en su comercialización o explotación empresarial.

Las patentes son títulos jurídicos que protegen una invención (producto o servicio nuevo) con aplicación industrial. Se trata de un tipo de protección gracias al cual se obtienen unos derechos de exclusividad durante 20 años sobre determinadas creaciones inmateriales, a cambio de su divulgación.

Al margen de esa definición, lo cierto es que las patentes son un termómetro fiable para medir el nivel de innovación de un país o región, ya que, por un lado, es un sistema que fomenta la invención y el progreso tecnológico y científico y, por otro, al ofrecer protección y exclusividad, alienta a los creadores a que inviertan en investigación y en el trabajo de innovación posterior que conseguirá que esas ideas tengan una aplicación práctica. Las patentes son también un instrumento al que recurrir para medir el grado de implantación de la denominada economía basada en el conocimiento, un modelo por el que se apuesta desde la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad.

Andalucía precisa de una política económica en la que la tecnología, el conocimiento y la innovación sean los ejes que cimenten un modelo de desarrollo económico más sólido y diversificado, basado en la competitividad y en la capacidad para crear empleo estable y de calidad, y que sea capaz de aprovechar al máximo las posibilidades que ofrece la transformación digital en todos los sectores productivos. Por ello, en la nueva Estrategia para la Transformación Económica de Andalucía (ETEA) 2021-2027, este objetivo constituye un eje esencial.

La región andaluza es actualmente la segunda comunidad autónoma que mayor número de solicitudes de patentes nacionales lleva registradas desde que se inició 2019, con un total de 149, lo que la sitúa solo por detrás de la Comunidad de Madrid, con 196; y por delante de Cataluña, que ocupa la tercera posición en la clasificación, con 146. Así lo evidencian los datos mensuales publicados por la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) correspondientes a los primeros nueve meses de este año. Por provincias, Sevilla, Málaga y Granada son las más activas, con 41, 27 y 24 patentes, respectivamente entre enero y septiembre de este año.

A lo largo de toda la serie histórica de la estadística mensual ofrecida por la OEPM (con datos disponibles desde 2012), la comunidad andaluza y Cataluña se han ido alternando la segunda posición a excepción del año 2016, cuando Andalucía lideró el registro de patentes nacionales con 512 solicitudes.

En 2018 se solicitaron en la comunidad autónoma 209 patentes a través de la vía nacional, que es la modalidad más frecuente con un 51,23% de las peticiones. A éstas se suman 77 patentes registradas mediante el procedimiento europeo y 122 mediante el denominado Tratado de Cooperación en materia de patentes (PCT), que crea un procedimiento único de solicitud para proteger esas iniciativas en todos los países miembros. La suma de las tres tipos se eleva a 408.

En el panorama internacional, España ocupa, de acuerdo con los datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) correspondientes al pasado ejercicio, el puesto 22 en la clasificación mundial, encabezada por China, que se apuntó casi la mitad de las nuevas solicitudes globales de patente, mientras que Estados Unidos se instaló en segundo lugar. Por áreas geográficas, Asia se muestra como el principal motor de innovación global, ya que en esa región se concentraron dos tercios de las solicitudes admitidas en 2018.

¿Quiénes inventan en Andalucía?

Los sectores más representativos de las patentes que se conceden en Andalucía suelen ser el químico, la ingeniería mecánica y los denominados ‘instrumentos’, destacando también la ingeniería médica. En este campo, entre las creaciones patentadas más recientes en la región, destacan un sistema de construcción modular para tabiques, un andamio eléctrico con elevación hidráulica, un captador solar plano con tubo de peróxido de silicona, un método para mejorar la tolerancia a estreses abióticos en un organismo o un dispositivo para estudiar el proceso de la masticación.

En Andalucía quienes más innovan son los particulares, que representan el 36,36% de las patentes solicitadas en 2018 y dentro de esta categoría son los hombres los que más número de peticiones realizan, con un 89,47% frente al 10,53% de mujeres. En segundo lugar se sitúan las universidades, que representan el 31,58% del conjunto, y a mayor distancia, las empresas, con el 19,62%, y los organismos públicos, con el 12,44%.

Los números reflejan que la innovación en la comunidad -y también en el resto de España- procede del ámbito de lo público, responsable del 44% de las invenciones protegidas por patente, sumando las aportaciones de las universidades y de los agentes públicos de investigación. Este porcentaje se distancia bastante del sector privado empresarial. En este contexto, se hace necesario, por tanto, reforzar la transferencia de conocimiento entre ambas esferas que redunde en un mayor desarrollo comercial de las nuevas soluciones tecnológicas.

Las universidades públicas andaluzas tienen una relevancia crucial en el avance de la propiedad industrial en la comunidad. Así, atendiendo a las peticiones de patentes nacionales presentadas o participadas por universidades públicas durante el periodo 2005-2018, se observa que las de Sevilla, Granada y Málaga destacaron especialmente, ya que fueron la segunda, la quinta y la sexta más dinámicas en este parámetro con respecto al conjunto de universidades públicas españolas.

Si se toma como referencia a las patentes PCT, es la Universidad de Sevilla la que más solicitudes de este tipo presentó o participó en dicho periodo, con 240. Además, cuatro de las instituciones académicas andaluzas se incluyen dentro de los diez primeros puestos en el ranking nacional de solicitudes de patentes PCT presentadas. Son las universidades de Sevilla (primera posición), Granada (quinta), Málaga (sexta) y Cádiz (décima).

Apoyo a los inventores

Un invento puede abarcar desde aspectos cotidianos del día a día a complejos procesos científicos. En un mundo globalizado y competitivo como el actual proteger la invención evita que los competidores copien.

En Andalucía, la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad, a través de la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA) y la Agencia Andaluza del Conocimiento, ofrece un servicio de propiedad industrial destinado a particulares, empresas, universidades y centros tecnológicos. Su objetivo es asesorar a quienes quieren proteger sus ideas originales en la mejor estrategia, con una atención personalizada y profesional y con un acompañamiento durante todo el proceso de la concesión y mantenimiento de los derechos de exclusividad.

Además del asesoramiento y registro de títulos (presencial o electrónico), IDEA presta el servicio de búsqueda de información tecnológica que se materializa en informes de patentes, de vigilancia tecnológica, de marcas y de diseño industrial. Son  estudios a medida que consisten en la realización de un análisis exhaustivo sobre novedades y evolución de aspectos tecnológicos, que  permiten a las empresas conocer la situación a nivel nacional e internacional y tomar decisiones sobre una invención, un proyecto de I+D o la protección de un signo distintivo o el registro de un diseño industrial.

La Agencia IDEA realiza  una labor integral en materia de propiedad industrial, desde el conocimiento del estado de una invención o la patentabilidad de los resultados de un proyecto de I+D+i.

Se trata de un asesoramiento que la Junta de Andalucía presta de manera gratuita con el fin de fomentar el espíritu empresarial, la innovación, la cooperación en el sistema conformado por ciencia, tecnología y empresa, y la competitividad de nuestra estructura productiva. (Para más información se puede consultar este enlace).

Por su parte, la Agencia Andaluza del Conocimiento centra su atención en el asesoramiento y acompañamiento a los distintos grupos de investigación de las universidades públicas andaluzas y otros organismos de investigación en materia de protección industrial y creación de patentes.

Cómo solicitar las patentes

Antes de explicar el procedimiento, conviene aclarar que no hay tipos de patentes, sino de invenciones. En virtud de ello, en España existen dos tipos de invenciones: las patentes y los modelos de utilidad. Estos últimos, para los que la protección alcanza diez años, se consideran creaciones menores, que no tienen excesiva complejidad y que se obtienen dando a un objeto o producto conocido una configuración, estructura o constitución nueva de la que resulta alguna ventaja apreciable para su uso o fabricación. En cambio, las patentes son más complejas y su tiempo de protección asciende a 20 años.

Las patentes tienen distinto ámbito de protección, según las vías de solicitud, distinguiéndose las patentes nacionales, cuyo ámbito de protección se extiende al territorio nacional; y las patentes europeas, que son solicitudes para las que se establece una salvaguarda en países europeos, aunque una vez concedida hay que validarla en cada uno de los países en los que se quiera la protección. Por último, se encuentran las solicitudes internacionales, que luego han de someterse al proceso nacional.

Si un inventor español quiere proteger su creación en el mercado nacional le basta con patentarla en la Oficina Española de Patentes y Marcas. Una solicitud debe contener, entre otros aspectos, un título de la invención, una descripción o memoria y dibujos o figuras que sirvan de ilustración. Además, tendrá que hacer referencia al sector de la técnica donde se encuadra. Los requisitos que deben reunir las patentes son novedad mundial, actividad inventiva y aplicación industrial. Pedir una patente nacional conlleva el abono de una tasa de alrededor de 100 euros, importe al que se añaden 684,65 euros del Informe de Estado de la Técnica que realiza la OEPM y otros 389,77 euros del examen sustantivo.

Si tiene ambiciones extrafronterizas deberá presentar su proyecto ante la Oficina Europea de Patentes (OEP), fundada en 1977 y radicada en Múnich, un ente en el que participan unos 40 países, incluidos todos los de la Unión.

¿Sabías qué?

La investigadora española recientemente fallecida, Margarita Salas, descubrió el ADN polimerasa, una enzima que posibilita ampliar el ADN y hacerlo más legible. Esta aplicación científica ha sido una aportación muy valiosa para diversas disciplinas y, sobre todo, para algunos tratamientos contra el cáncer. Ese descubrimiento ha convertido su hallazgo en una de las patentes más rentables de España.