Con la iniciativa pretenden digitalizar los datos de más de 300.000 españoles que emigraron hacia Argentina entre los años 1936 y 1960. La guerra, las persecuciones políticas, la represión y la falta de medios económicos obligaron a todas estas familias a zarpar en barcos rumbo al país americano. Los datos estarán a disposición de los investigadores y los familiares.

Sevilla Actualidad. La digitalización de los datos permitirá que se conozcan las vicisitudes de todas aquellas personas que cambiaron de vida con el propósito de prosperar y huir de un país, el suyo, cuyas circunstancias sociales no eran precisamente favorables a todos.
 
Muchas son las historias que existen detrás de estos viajes y traslados. Pero sería imposible conocerlas transmitirlas todas, no obstante dentro de la experiencia de uno de estos 300.000 españoles, en su mayoría gallegos y andaluces, se encuentra la de Isabel Fernández Moreno.

Con tan sólo seis años, embarcó junto a su madre desde el puerto de Cádiz en el barco Cabo Buena Esperanza, allá por el año 1944. Ambas venían huyendo desde Almería por la falta de alimentos y de empleo. Madre e hija fueron en busca del padre que ya se encontraba en Argentina desde el año 1941 tras estar preso durante un año en España. “Mi madre se despidió de sus siete hermanos con una frase: Lo que sea de Dios”, cuenta Isabel.

La travesía por el Atlántico se prolongó durante 43 días. La II Guerra Mundial estaba en su fulgor, por lo que las circunstancias se complicaban en todos los sentidos. Atracaron por fin el día 28 de febrero, curiosamente después se convertiría en día de la Comunidad Autónoma de Andalucía.

 
Isabel todavía recuerda como el médico del barco le compró unos zapatos ya que los suyos eran de cartón. Desde ese momento la vida dio un giro inesperado a esta familia. Como ellas otras tantas poseen en sus retinas y en su memoria anécdotas como la de nuestra improvisada protagonista.

Todos los nombres de aquellos que cruzaron el océano para buscar una vida mejor en aquellos años se encuentran inscritos en los Registros de Desembarco del puerto bonaerense.  Esos registros están actualmente custodiados y en proceso de análisis por el Centro de Estudios Migratorios Latinoamericano (CEMLA).

Con la intención de preservar los datos y ponerlos a disposición de los familiares, el público y los investigadores, la Fundación Centro de Estudios Andaluces, dependiente de la Consejería de Presidencia de la Junta de Andalucía, ha firmado un acuerdo con el CEMLA por el cual se procederá a la cesión de una copia de la base de datos existente de los inmigrantes españoles en los años comprendidos entre 1936 y 1950. Al mismo tiempo se compromete a digitalizar los datos correspondientes a la década de los 50 del pasado siglo.

Este proyecto se llevará a cabo conjuntamente durante 20 meses. La Fundación aportará 36.000 euros, que servirán para diseñar una base de datos que podría contabilizar hasta180.000 registros. Estos se incorporarían a la base con la que ya cuenta el CEMLA correspondiente a los años que van desde 1936 a 1950, y que está compuesta por 128.000 inmigrantes españoles. El objetivo principal es que cualquier ciudadano pueda acceder a una macrobase de datos constituida por casi 300.000 registros en total.

Recuperando la memoria

{xtypo_rounded1}Desde el CEMLA, institución que trabaja desde 1985 en la recuperación y conservación de estos documentos, aseguran que reunir y discriminar los datos españoles “es un desafío porque resulta muy laborioso, un trabajo de muchas horas, ya que en muchas ocasiones las entradas sólo incluyen el nombre de la pequeña localidad de la que procedían”. Trabajo que sin duda llevará mucho tiempo y que culminará con un excelente resultado en pos de las expectativas.

El proyecto respaldado por la FCEA viene a sumarse a otras iniciativas de la Fundación que tienen como eje central el estudio de las raíces contemporáneas de la historia andaluza y su entronque con los grandes procesos que afectaron a España en general y a Andalucía en particular desde el siglo XIX.  La emigración se ha convertido en determinante de la vida de la ciudadanía y en la construcción de nuestra historia reciente. Estos datos servirán para la investigación pero también “para recuperar la historia particular de muchas familias”.

La historia de familias como la de Isabel Fernández, que en 1993 volvió a Andalucía con su marido y sus padres,  volvió a pasear por la calle Calandria de Almería donde vivió de niña y se reencontró con su madrina tantos años después. Ahora será ella la que se encargue de recordar la historia de aquel viaje a su hija y a su nieta.{/xtypo_rounded1}

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