Un total de 53 ejemplares de quebrantahuesos se han liberado en los parques naturales de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén) y Sierra de Castril (Granada), en el marco del proyecto de reintroducción que desarrolla la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio desde 2006, para conseguir una población autónoma y estable de las especie en la región.  

A estos ejemplares hay que añadir otros cinco nacidos en libertad de las dos parejas territoriales que se han consolidado hasta la fecha, las formadas por Tono y Blimunda y por Hortelano y Marchena. Cabe destacar que a finales de 2018 ambas parejas se encontraban en proceso de construcción de nidos nuevos. En el caso de Tono y Blimunda a los dos que ya tenían se suma uno nuevo y Hortelano y Marchena con sus dos nidos de temporadas anteriores.

Además, hay otras dos parejas reproductoras en formación, en concreto las compuestas por Encina y Sansón y por Vera y Guadalquivir. La primera de ellas, que desde 2017 se les ha observado en numerosas ocasiones volando juntos y compartiendo dormidero, ha iniciado la construcción de un nido, mientras que la segunda continúa compartiendo dormidero y actividades y es probable que también llegue a construir nido. Es decir, que 30 años después de su extinción se puede afirmar que esta especie se ha restablecido y que incluso puede seguir creciendo gracias al programa de reintroducción.

El sistema elegido para la suelta ha sido el de la cría campestre o hacking, una técnica originalmente utilizada en cetrería que tiene como objetivo conseguir que el ejemplar liberado asimile el área de la liberación como su lugar de nacimiento y, por tanto, regrese a ella para asentarse y reproducirse.

Para saber los movimientos que realizan los quebrantahuesos una vez que emprende el vuelo la consejería los dota de un moderno sistema de seguimiento mediante emisores GPS, gracias a los cuales se ha podido saber que al menos 17 han muerto y que de otros cinco no se tienen noticias, por lo que el número máximo de supervivientes alcanzaría los 36. De estos, 22 ejemplares continúan vivos y emitiendo señales, mientras que de los 14 restantes no se tienen localizaciones al dejar de funcionar los aparatos que portaban, aunque están registrados mediante observaciones directas a partir del patrón del plumaje.