Anuncio de la serpiente / ID

El anuncio de la venta de una pitón en el que la serpiente constreñía a otro animal ha sido el motivo del juicio celebrado este 10 de enero en el Penal 3 de Granada. Dos jóvenes subieron a la red un anuncio con una foto en la que su serpiente realizaba la maniobra de constricción (estrangulamiento) a un cachorro de perro. La Fiscalía ha pedido un año de cárcel para ambos acusados por delito de maltrato animal al alimentar a su mascota con cachorros de gatos y perros vivos.

Los hechos fueron denunciados por una asociación de Granada tras ver un anuncio de la venta del reptil sobre un perro recién nacido. El Ministerio Público ha mantenido el relato de hechos al final del juicio.

Fue en el verano de 2016 cuando los jóvenes publicaron una foto para vender una pitón de un metro y medio de longitud, imagen en la que se aprecia que tiene como alimento un cachorro de perro, aunque no fue hasta enero de 2017 cuando una voluntaria de la Asociación Animalista Montes Orientales denuncó los hechos.

El propietario de la pitón ha declarado que tomó la imagen en la que se ve una cría de perro que dice acababa de nacer muerta. «El perro estaba caliente pero no tenía pulso ni nada», ha asegurado el acusado, que ha dicho que la serpiente siempre se había alimentado de ratas y ratones congelados que compraba en una tienda de su localidad.

El joven ha negado que la pitón comiera animales vivos y ha explicado que encargó a su pareja subir el anuncio y encargarse de la venta del animal porque tenía que entrar en prisión. La acusada ha dicho que no estaba presente durante la foto ni vio nunca cómo su pareja alimentaba a la pitón y que su participación en los hechos se limitó a contestar a preguntas de la voluntaria que impulsó la denuncia, que contactó con ella por el anuncio.

«En ese momento no me di cuenta pero dirigía mis respuestas y yo me lo inventé todo por la necesidad de vender la pitón», ha declarado María en referencia a la conversación por mensajes en la que expuso que el reptil comía animales vivos.

La joven ha negado la acusación, ha asegurado que sus respuestas a la voluntaria de la asociación animalista buscaban vender por necesidad el animal y ha detallado los daños que sufre desde la denuncia, que le hizo perder las prácticas que tenía por sus estudios de auxiliar veterinario. «Yo estudio eso porque me encantan los animales, tengo dos perros y los quiero más que a nada», ha añadido.

Uno de los agentes del Seprona ha considerado que el cachorro estaba vivo por las venas, los ojos y el color rosado del cuerpo. La Fiscalía ha mantenido la petición de un año de prisión, condena que la asociación animalista representada por Arits Toribio ha elevado a un año y diez meses al considerar que fue un delito continuado, y la prohibición de tener animales o dedicarse a una profesión relacionada con ellos durante cuatro años. Las dos defensas han pedido la libre absolución en un juicio que ha quedado visto para sentencia.