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El cabañuelista tomareño, Antonio Cimarro, predice que este invierno será lluvioso, la primavera soleada con buen tiempo en Semana Santa y Feria, el verano cálido y el otoño menos lluvioso.

El cabañuelista tomareño Antonio Cimarro predice para la provincia de Sevilla que enero y febrero del próximo año serán bastantes lluviosos, con buen tiempo la primavera, el verano muy parecido al de este año (suave en julio, caluroso en agosto y con un acusado “membrilleo” –bochorno-, más que el de este año, en septiembre) y el otoño menos lluvioso que años anteriores.

Según su pronóstico, también asegura que “posiblemente el Día de la Cabalgata de Reyes tendremos que sacar el chubasquero, que en Semana Santa a diferencia de este año y para alegría de los cofrades hará unos días esplendidos; la Feria también será buena, aunque con algún chubasco esporádico al final; y en mayo hará buen tiempo hasta el día 20 para tranquilidad de los muchos que celebran bodas y comuniones”.

Una predicción que este aficionado a las cabañuelas, y “no profesional”, como él suele decir humildemente, muy pocas veces falla y que viene realizado con rigor y exactitud todos los años desde 1984.

Pronóstico que obtiene como lo hacían los antiguos, de observar meticulosamente la sabia naturaleza durante los primeros 24 días de agosto y de interpretar como si fuera un mago sus secretos ocultos y escondidos en la forma de las nubes, la dirección del viento, el olor a humedad, la luna, los seres inanimados o el comportamiento de los animales.

“Probablemente lloverá, si a primera hora de la mañana encontramos rocío en el envés de algunas plantas aromáticas, si la cara interna de los guijarros enterrados en el suelo está húmeda, si las hormigas deambulan de forma extraña, si se lava la cara el gato, si se bañan los palomos, o si las mulas orejean”, afirma Cimarro.

“Serán indicios de cambio de tiempo, si el gallo canta durante el día, si hay tranquilidad en los animales, si las cicatrices duelen o pican, duelen las articulaciones, o si los gatos corren y saltan. El tiempo refrescará, si el viento sopla de poniente”, añade.

Valiosa sabiduría que guardaban los hombres de campo, profundos conocedores de la naturaleza, y que ha ido pasado de generación en generación, a pesar de que hoy día por desgracia se está perdiendo.

Y es que, no quedan muchos cabañuelistas como Antonio Cimarro, tomareño que aprendió esta pseudociencia de acompañar de pequeño a su abuelo materno que “por aquellos entonces tenía un pequeño terrenillo donde sembraba sus hortalizas en la Estacá La Bicha, lugar donde se asienta hoy día la Plaza Príncipe de Asturias”.

Su método

Siempre con su libreta en mano, colmada de apuntes y observaciones, Cimarro realiza las cabañuelas los 24 primeros días de agosto, aunque también hay otros métodos. A cada uno de los doce primeros días de agosto le corresponde en orden numérico ascendente cada uno de los meses del año, de manera que el tiempo que haga el 1 de agosto (contando desde la 1 de la madrugada hasta las 24:00 horas de la noche) se corresponderá con el tiempo que hará en enero, el 2 de agosto con el que hará en febrero… y así sucesivamentehasta el 12, que se corresponde con diciembre.

Pero por si queda algún resquicio de duda, el afán de perfección de Cimarro le lleva también a poner en práctica el método de las contracabañuelas, que “me ayuda a confirmar aún más mi pronóstico. Éste consiste en lo mismo pero en orden inverso”, detalla Antonio, es decir, “el tiempo que haga el día 13 de agosto se corresponderá con el que haga en diciembre, el 14 con noviembre, el 15 con octubre… y así hasta el 24, que se corresponde con enero”. 

Para saber el tiempo que hará dentro de cada mes, Cimarro hace también un meticuloso estudio de cada uno de los días, de manera que las señales que le de la naturaleza entre las 0 y 4 horas de la madrugada, se corresponde con el tiempo que hará durante los 5 primeros días del mes; de 4 a 8 horas, con los días del 6 al 10; de 8 a 12 horas de la mañana, con los días del 11 al 15; de 12  a 16 horas, con los días del 16 al 20; de 16 a 20 horas, con los días del 21 al 25; y de 20 a 24 horas, con los días del 26 al 30 de cada mes.

Conclusiones que luego coteja a lo largo del año. “Si en abril las abejas y avispas hacen sus panales orientados a poniente (hacia la zona de Huelva) esto significa que durante el verano soplará de levante, es decir, hará calor”, o “si las golondrinas emigran más tarde de agosto, significa que las aguas también vendrán más tarde…”.

Secretos de la naturaleza y otros tantos que “me los reveló mi abuelo y que se irán conmigo”, ya que de momento Cimarro no tiene previsto ni desvelarlos en su totalidad ni escribir ningún libro.

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Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, empezó en la comunicación local y actualmente trabaja para laSexta. Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación, es miembro...