los ladrones JCA

Los autores Juan Carlos Aragón y los Hermanos Márquez Mateo, ‘Los Carapapas’, han estrenado este fin de semana sus comparsas, ‘Los Ladrones’ y ‘Los Trovadores’, respectivamente, fuera del concurso de Agrupaciones del Gran Teatro Falla.

Un espectáculo que, pese a las numerosas críticas que han recibido y que recibirán a lo largo del año, no deja de ser Carnaval. Lejos de la esencia del teatro y el concurso, lo cierto es que los aficionados han podido disfrutar de dos agrupaciones de máxima calidad, que llevan años a la vanguardia de una modalidad apasionante.

Da la sensación de que, sin la presión de la competitividad y la lucha por los premios, los autores han afilado aún más sus plumas, ofreciendo repertorios más puros e incluso, dándole un toque más gaditano a sus músicas, con el fin de poder disipar a algunas voces que los califican de antipatriotas.

Así en Alcalá de Guadaíra pudo verse a ‘Los Trovadores’, una idea sencilla, pero que cobra sentido desde la presentación. Ellos son cantantes, que llevan a Cádiz por todo el mundo, repartiendo su esencia usando la calidez de sus gargantas. El repertorio de esta agrupación es redondo, desde sus pasodobles a los cuplés, pasando por un estribillo que tiene cierto sabor añejo, dentro de la calidad musical que ya venían demostrando ‘Los Carapapas’ en años anteriores.

Algo similar ocurre con la comparsa ‘Los Ladrones’, que, dentro del repertorio universal que suele componer habitualmente Juan Carlos Aragón, pueden encontrarse ciertos dejes gaditanos, que rememoran a sus mejores años como letrista y compositor.

Es más que cierto que cantando en un auditorio moderno, con microfonía y con la posibilidad de adquirir el CD de la agrupación antes incluso de su estreno, se pierde la esencia del Carnaval de concurso. Se echaban de menos los gritos desde el gallinero, a María la Hierbabuena con su arte, las pantallas encendidas del foso.

Si bien, pese a ser una actuación concurrida al completo por supuestos “fanáticos” de ambas agrupaciones, lo cierto es que el ambiente que pudo vivirse, al menos en uno de sus pases, fue mucho más sano de lo que se podía vivir a estas alturas en el Teatro Falla.

El hecho de que no hubiera competencia alguna ni comparaciones necesarias, permitió al público disfrutar del espectáculo desde el inicio. Por explicitar un ejemplo: el tiempo desde que se abrieron cortinas hasta que comenzó a cantar la agrupación fue mínimo, algo insólito en los momentos previos de estas dos agrupaciones, que normalmente se caracterizan por un griterío de varios minutos.

Esto, a su vez, beneficiará al propio concurso, ya que este año no habrá sesiones donde el propio aficionado empañe las actuaciones de los grupos precedentes o se entablen discusiones sobre si “la mía es la mejor, la tuya no vale nada”.

Como espectáculo en sí, el evento deja algo que desear. Escuchar todo el repertorio de seguido, por más pausas que se hagan, acaba cansando, más aún con repertorios tan densos de contenido. Si bien, es entendible que, como dijo uno de los autores, “no queremos descolocar al público”, con innovaciones que sí que irían más allá de lo que se entiende por una comparsa de Carnaval. Pero que, en mi opinión, se debe exigir a estos grupos en años posteriores, si es que finalmente deciden intentar vivir de ello.

También sobró, como es obvio, el pataleo continuo en algunas coplas y la presencia de Juan Carlos Aragón sobre el escenario, tratando de satisfacer un ego que debería quedar cubierto con el éxito de sus coplas y de sus mensajes cantados.

En conclusión, sea en el Falla o en Alcalá, de nuevo Aragón y Los Carapapas vuelven a crear las mayores pasiones y evocar sentimientos que, para los aficionados al carnaval, no logran provocar otro tipo de artistas.

La crítica está servida y es altamente entendible por parte de otros aficionados. Pero da la sensación, insisto, de que con esta iniciativa se acaban aplacando los odios y furias tanto de los aficionados al teatro, como de los aficionados al espectáculo. A los que nos gustan ambas cosas, nos basta con disfrutar de todos los repertorios de Carnaval.

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